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Egoístas cariñosos

Alejandro Cortés Báez.- Quizás algunas personas mayores recuerden aquellas ciber-mascotas llamadas: “Tamagotchi”. Es decir, estamos hablando de un sustituto de un perro o de un gato, lo cual requería de los cuidados de su amo para poder vivir. Estas mascotas electrónicas seguían un ciclo de vida de nacer, crecer e incluso de morir si no se les atendía todos los días. 

Dichos juguetes venían con un instructivo que afirmaba ser para jóvenes y adultos. Su demanda comercial fue tan grande que se hacían largas filas en las tiendas para poder adquirir uno de ellos. 

En el tema de los animalitos, como la mayoría de las realidades poseídas y usadas por el hombre, podemos encontrar aspectos positivos y negativos. En principio cuidar de una animal doméstico no debe considerarse algo malo, e incluso puede ser sumamente positivo y útil, sin embargo, dicho animal se puede convertir en el objeto principal del amor de su dueño, sobre todo cuando se tiende a quererlo más que a las personas con quienes se convive. Algo parecido sucede con aquellas mujeres que no han podido, o no han querido casarse, pero decide tener un hijo, sin importarles privarlo para toda su vida de un padre y de un sano ambiente familiar, pues quizás estén buscando llenar un vacío afectivo.  

Resulta fácil descubrir que detrás de esta realidad se encuentra la necesidad que tiene todo ser humano de ser querido aunque sea por un perro, pero también la necesidad de dar amor. Podemos estar ante la posibilidad de fomentar nuestro egoísmo, sobre todo cuando el objeto principal de ese cariño no sería un ser igual a nosotros mismos, sino uno inferior, por lo que esa persona se podría deteriorar interiormente al no hacerlo en la medida correcta. 

Todo lo que hemos avanzado en nuestra preocupación ecológica, ha de ser encuadrado dentro de una jerarquía de valores centrada, pues de lo contrario, quien ama a los delfines y focas más que a su familia, podría terminar defendiendo la vida de los perros, y los gatos, y algún día quizás demandando a las empresas que produzcan insecticidas y antibióticos, acusándolos de asesinos. Qué importante es revisar nuestras brújulas de vez en cuando, pues de lo contrario, corremos el peligro de perder el rumbo. 

A quienes tienen mascotas les podría ser útil revisar la calidad de su espíritu de servicio, especialmente dentro de la convivencia familiar, pues de ello podría depender la felicidad de ellos y de sus familias. Recordemos también que hay quienes sólo son cariñosos —cuando egoístamente— pretenden obtener algo de los demás.  

En mi opinión, se requiere de una sinceridad absoluta con nosotros mismos para descubrir cuál es el motivo de fondo ante la posibilidad de tener una o varias mascotas. Las preguntas que nos puedan ayudar en esta decisión son: ¿Para qué la quiero? y, ¿Por qué siento necesidad de tenerla?         

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