Heriberto González Valencia.- La educación universitaria siempre ha sido uno los grandes retos en el crecimiento personal de todo individuo. Desde el nacimiento de un bebé se empieza a soñar en qué puede llegar a ser profesionalmente en su vida.
Muchos niños a través de sus vidas juegan a ser esto y lo otro, unas profesiones más apetecidas que otras por tradición. Toda la vida se mentaliza tanto a niños como a padres a la educación universitaria.
Culminar la educación universitaria es un logro muy alto en la vida de cada persona, un escalón más arriba que muchos.
La idea de mejorar la calidad de vida al término de los estudios universitarios es un anhelo. En su integración a la vida laboral uno de los primeros logros a resaltar es su estudio universitario.
Desafortunadamente, hoy en día hay varios cuestionamientos en cuanto el verdadero valor de la educación universitaria hacia la integración en la sociedad que habitamos.
El primero se hace notable cuando los empleadores no reconocen todo el esfuerzo de estudio y en vez de buscar mejoras en el reconocimiento económico, éste se ve desmejorado con el pasar del tiempo.
También cuando se hace más notable toda la parte económica en las instituciones educativas que muchas veces cambian cantidad por calidad. Solo por mencionar un caso, podemos ver cómo se promocionan estudios creados meramente por el mercadeo de instituciones educativas.
Es algo notable que la educación universitaria necesita replantear algunas de las políticas educativas y académicas para estar al nivel de la globalización que se maneja hoy en día a nivel mundial, y que tenga su escalafón de educación superior bien definido.
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