La continuación de la democracia en un mismo individuo, frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Simón Bolívar, político venezolano
Cuauhtémoc Monreal Rocha.- Al Viejo de Macuspana no se le cae de la boca el término democracia y repite hasta el cansancio, que es el gobierno emanado del pueblo y bla, bla, bla… Pero él, al llegar al poder, en automático se convirtió en autócrata y hasta donde las leyes mexicanas se lo han permitido, ha mandado al diablo a las instituciones y desaparecido los organismos autónomos, porque él no le rinde cuentas a nadie. Allá el Viejo.
Sin embargo, la democracia que se precie de serlo, necesita de partidos políticos, pues son las instituciones a través de las cuales se obtiene el poder, vía voto libre, directo y secreto, no hay otra alternativa, de ahí que nosotros sostengamos que los partidos políticos y los políticos de todas layas, son un mal necesario.
Lamentablemente, en México, los partidos políticos ya no son la vanguardia de las campañas políticas dado su enorme desprestigio, gracias a la corrupción e impunidad que institucionalizaron, ahora la vanguardia política son los propios candidatos y detrás de ellos (as), ahora van, revueltas, toda las siglas y la pelea por los huesos públicos es de una ferocidad inaudita.
¿Surgirán en breve nuevos partidos políticos? Es difícil saberlo. Lo cierto es que los políticos mexicas necesitan de más siglas para satisfacer sus insanas ansias de poder, de enriquecerse con los dineros de los contribuyentes. Eso es lo que verdaderamente les importa, no su amor a México, aunque el Viejo autócrata siga repitiendo como perico: “demos”, pueblo; “kratos”, poder. Vale.
