Jorge Quintana.- La decisión de Vladimir Putin de invadir Ucrania no es resultado de la improvisación, es una estrategia largamente pensada y planeada, con paciencia y cuidado, esperando el momento oportuno, las circunstancias mundiales, para hacer evidente su liderazgo y la fuerza de Rusia para emprender nuevamente el camino a la recuperación de la URSS.
Cuando Angela Merkel deja el gobierno alemán y Estados Unidos se encuentra dividido, con un presidente débil y con China como amigo cercano a Rusia, se da el ambiente propicio para iniciar el ataque y el resto de los líderes mundiales se han quedado expectantes, sorprendidos de una acción que Putin se cansó de anunciar.
Ahora empieza el desarrollo de una nueva relación mundial, por no decir, un nuevo orden mundial.
A medida que crezca el asedio de Rusia a los países cercanos, para recuperar el liderazgo en Europa Oriental, estaremos presenciando un conflicto global, que pondrá a los habitantes de la tierra en situación de peligro.
Algo debe hacer la comunidad mundial para prevenir una nueva confrontación global, que nos puede causar la pérdida de buena parte de la raza humana, en un conflicto sinrazón, producto del afán protagónico y expansionista de un hombre prepotente, ambicioso, pero sobre todo, empoderado y soberbio.
La ONU, el Consejo de Seguridad y sus integrantes, entre los que se encuentra México, han pasado a ser una entelequia en la que nadie cree y con muy poca capacidad de respuesta, muchas veces ignorados por los países y líderes más fuertes. Hoy en día, este organismo global, está demostrando su incapacidad ante las decisiones de un gobernante fortalecido, que tiene muy claro su plan de futuro y que ha elaborado con astucia y conocimiento estratégico de la política mundial, su proyecto de recuperación de la URSS.
Desde la crisis de los misiles soviéticos en Cuba, en 1963, ningún conflicto había puesto a los habitantes del mundo en el peligro de una Tercera Guerra Mundial, cuyas consecuencias serían catastróficas.
Esperamos que el Gobierno de México actúe sin temores, repruebe la invasión y se solidarice con las víctimas, que no serán solo ucranianas, sino de diferentes razas y países.
Los principios de la Doctrina Estrada, no intervención y solución pacífica de los conflictos, serán solamente letra muerta, mientras no se asuma la condena a la invasión, porque a fin de cuentas esta acción es contraria a esos principios.
La humanidad entera estará lamentando en poco tiempo, la poca entereza de sus líderes y, sobre todo, lamentándose de la caída de la democracia en manos de los débiles y los incapaces de crear mejores estadios de vida para la población.
Estamos ante la crisis de la globalidad, porque no hemos sabido responder al crecimiento de la pobreza con acciones y estrategias definitivas para disminuir las brechas de desigualdad.
Seguimos siendo los rehenes de quienes más tienen y de quienes más ambicionan la riqueza y el poder, la escasez de calidad humana en la sociedad mundial está cobrando su factura.
Que el mundo se prepare a vivir las consecuencias de nuestras decisiones, de nuestra apatía, de la falta de amor a la humanidad.