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Con dinero y sin dinero…

Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Algunos amigos periodistas en el café sugirieron que debemos iniciar una colecta de llaves de cobre entre los chihuahuenses del estado para reunir el material suficiente que pueda ser fundido para luego pedirle a un experto que haga el molde de nuestro histriónico exgobernador para luego vaciar el cobre y sacar la estatua.

Luego tendríamos que hacer una consulta ciudadana, con ayuda del IEE, para decidir si la estatua queda en Juárez o en la capital.

Aunque algunos más sugirieron que la consulta se pudiera realizar incluyendo a El Paso, TX, claro, con los buenos oficios de Marcelo Ebrard, canciller, para los trámites necesarios y contratar una empresa que haga la consulta en aquella ciudad. Una vez hecho todo podríamos tener una decisión democrática para el lugar donde instalaríamos la estatua de marras.

No se pueden dejar de lado las palabras de Javier, incluidas en una respuesta del propio Corral, en la revista Proceso, por una carta enviada a “Palabra de Lector” por quien esto escribe. Javier contestó, entre otras palabras: “Sé el gobernador que fui, y tengo la certeza de que me conduje en todo momento con honestidad, verticalidad y ética que desafortunadamente muchos no conocen”.

Algunos periodistas creemos que la expresión entre comillas merece un digno reconocimiento. Además, los chihuahuenses poco a poco han ido teniendo claro que Javier goza de impunidad, no se sabe cómo ni porqué, pero no hay una sola acción en su contra, más allá de los dos fallidos intentos de juicio político promovidos ante el Congreso por el compañero Cortinas Murra y el abogado Sepúlveda, incluyendo la denuncia por no pagar en Ciudad Juárez algunos impuestos al municipio y fue demandado por el actual alcalde, Cruz Pérez Cuéllar.

Las denuncias de extorsión, tortura y violaciones de derechos fundamentales y del debido proceso a las víctimas de los expedientes X, no son nada que signifique que la procuraduría vaya a considerar como potencial constitutivo de delitos; por el contrario, la persecución de los, hoy libres, exfuncionarios, ha seguido con el máximo rigor jurídico contra ellos, desde la Fiscalía Anticorrupción y la Fiscalía General del Estado, apoyados por jueces y magistrados, como si fuera una extensión del quinquenio maldito y no un nuevo sexenio con una gobernadora como Maru Campos Galván.

Nada avanza, nada autorizan, todo se niega, nadie puede seguir con su vida después de la pesadilla de horror vivida con Corral. Y es que pareciera que la instrucción de Javier Corral no ha sido sustituida por una de Maru; ejemplos de ello son las dos órdenes de aprehensión ejecutadas en el último mes y que datan de la época de Javier.

La de Legarreta, por lo menos, debió ser cancelada, por lo injustificable al ser un ser asunto juzgado y en el que Otho Valles demostró con documentos, fotos y videos la operación objeto de la denuncia y resultó exonerado. De la otra no tengo más información, solo que la orden data del quinquenio anterior.

Entonces, ¿nada nuevo en la procuración e impartición de Justicia? ¿Todo sigue igual? Por eso creemos algunos compañeros reporteros que merece la estatua, además de las virtudes que él mismo se atribuye en la respuesta dada en Proceso, donde además se victimiza de Maru Campos, ya nomás faltaba que presuma que sigue al mando y me reafirme que no entiende la indignación de algunos por el arcoíris en el mapa del estado, dando a entender que somos homofóbicos por no aceptar que presentara a todo el estado con el símbolo de la respetable comunidad gay.

Como que su cabeza no separa una comunidad dentro del estado y el estado en su conjunto. Decía mi abuela: eres duro de cabeza, creo que Corral me la gana.