Inicio Covid-19 ¿Cómo evoluciona la pandemia? Morir de coronavirus o morir de hambre

¿Cómo evoluciona la pandemia? Morir de coronavirus o morir de hambre

Marcos Barraza Urquidi.-La historia nos muestra que después de una cuarentena vienen la hambruna y la violencia sin control.

En este momento las autoridades responsables en el mundo están pensando cómo abatir ambas realidades, los países ricos preparan un paquete de rescate de sus empresas mediante préstamos o regalos, algunas de las naciones pobres están solicitando créditos para salvar a sus empresas, comprometiendo la independencia y la economía a los prestamistas mundiales.

Las medidas impuestas por la OMS están siendo cuestionadas por médicos de todo el mundo que no tienen acceso a los medios masivos, lo mismo algunas naciones han impuesto sus propias medidas de forma exitosa como Japón y Alemania.

Japón no ha impuesto el aislamiento obligatorio, solamente aquellas personas a las que se les detecta el virus, a pesar de que el 28% de su población es mayor de 65 años, gran número de fumadores y una elevada densidad poblacional.

Lo único que hizo el gobierno fue decretar el cierre de los colegios y aconsejar a la gente que evitara las aglomeraciones, guardara la sana distancia y usara el tapabocas. Así, Japón se mantuvo en niveles muy bajos, se hacían bastantes pruebas y solo confinaban a los que daban positivo.

Alemania desarrolló de inmediato una prueba, la PCR, que permite detectar en la primera semana la enfermedad cuando es combatible y tratarla de inmediato, lo cual la lleva a ser de los países con menos muertes por contagiado.

En Alemania inicialmente se hacían 200,000 pruebas diarias, en unos días se harán un millón de pruebas. En México López-Gatell presumía que se contaba con 7,000 pruebas y que se comprarían más, Alemania ha permitido a sus médicos aplicar sus criterios y conocimientos en el tratamiento de la enfermedad y ya han anunciado tener la vacuna.

Christian Drosten, director del Instituto de Virología del hospital Charité de Berlín, explicó a los alemanes que el virus seguirá creciendo por todo el país durante el verano, pero que la situación seguirá bajo control si se mantienen las normas de distanciamiento y se continúa con una vida “todo lo normal posible”.

El virólogo invita a salir a la calle a diario a pasear y hacer deporte e intentar mantener la actividad social, pero en encuentros a dos metros de distancia del otro.

Pasada la pandemia estos dos países estarán más fuertes y productivos que sus homólogos que se han dejado llevar por el pánico y la inacción.

En México no tenemos esta esperanza, en las riendas está un perverso y maligno orate que quiere llevar al país a un paraíso comunista como le ordenan sus jefes cubanos y para eso la pandemia le cae como anillo al dedo.

Una leve esperanza para las pequeñas empresas estaba en Antonio del Valle, un hombre de principios sólidos y alma emprendedora, que logró negociar con el BID créditos por 290,000 millones de pesos para apoyar a la microempresa y salvar la cadena productiva y miles de empleos, pero el demonio del Palacio lo bloqueó.

Lo ideal sería que la autoridades de los gobiernos estatales y municipales tomaran las medidas que no está tomando la federación para salvar vidas y empleos, tanto en medidas económicas como de salud pública, escuchando a los detractores de la OMS, algunos tan prestigiados como la Universidad de Melbourne que ha presentado un estudio con todas las normas que pide el método científico que establece que la invermectina funciona para la eliminación del virus Covid-19 o los médicos italianos que después de las autopsias encontraron que la causa de la muerte había sido trombosis y por recomendación de la OMS solamente les daban paracetamol.

En fin, urge que autoridades civiles, médicas e iniciativa privada se unan para estudiar a fondo el problema, adecuar las políticas a su realidad y no tomar al pie de la letra las recomendaciones de un organismo seriamente cuestionado.

Y tiene que ser rápido porque vamos en un barco donde el piloto está borracho de poder, en delirium tremens y no ve los icebergs que tiene enfrente.