Marcos Barraza Urquidi.- Ante esta oleada de sobreinformación acerca de la pandemia, donde a río revuelto, ganancia de políticos y especuladores, es bueno tener datos duros que nos permitan normar un criterio al respecto.
En ese tenor me lancé a las investigaciones profesionales de científicos serios, para saber cómo evoluciona la enfermedad; de bote pronto me pareció que estaba en chino escrito en caracteres latinos, pero con diccionarios y enciclopedias pude descifrarlo; bueno, eso creo y trataré de divulgarlo.
Imagine usted una carrera de 4 carriles, donde hay 4 participantes, en el primer carril tenemos al terrible virus Covid-19, en el segundo carril aparece la Troponina, un biomarcador usado para diagnosticar el infarto agudo de miocardio, los médicos están atentos porque les indicará cuando el paciente entra en una vasculitis o en coagulopatía.
La vasculitis es cuando se inflaman los vasos sanguíneos, venas, arterias, etc., mientras que la coagulopatía la definen como una tendencia a sangrar fácilmente por alteraciones en los vasos sanguíneos o por anomalías en la sangre.
En el tercer carril tenemos a NTPro/BNP, que no es otra cosa que un biomarcador que les dice a los médicos el riesgo de Insuficiencia cardiaca, esto es, cuando el corazón no bombea correctamente o no se llenan bien las cavidades del corazón.
En el cuarto carril están las famosas citosinas. ¿Se acuerda de su clase de biología en secundaria? Yo tampoco, pero bueno, estas proteínas son protagonistas en los mecanismos inflamatorios, actúan inflamando y desinflamando tejidos y las hay de diferentes colores y sabores; en esta carrera están las IL-1, las IL-6 y las CRP, todas son inflamatorias, pero varían solamente por el lugar de síntesis y su acción.
Tenemos un quinto agente que tratará de suspender la carrera, ayudado por medicamentos: el sistema inmune.
Ya listos los corredores iniciamos la competencia. El primer día se contagia la persona, el virus empieza a activarse, los demás corredores ni se enteran; viene el día 5, los virus se empiezan a diseminar, se activan las citocinas; día 6, se activan las troponinas; llega el día 7, crucial porque aparece el sistema inmune adaptativo y pueden pasar dos cosas: que pare la carrera o tenga una respuesta inapropiada, por lo que en unas personas aparecerán los síntomas y en otras ni cuenta se darán que fueron infectadas.
Llega el día 14, los virus se han diseminado al máximo, las troponinas han crecido al máximo “normal”, inician el avance en rojo, aparecen coágulos, el NTPro se activa y está todavía en rangos aceptables, el paciente tiene problemas respiratorios y es probable que requiera de un ventilador, las citocinas siguen creciendo, pero aún en rangos aceptables.
Día 21. Se inicia la recuperación del paciente, la diseminación del virus disminuye, las troponinas siguen creciendo en niveles peligrosos, anunciando posibilidades de vasculitis y de coagulopatía, la NTPro entra a niveles peligrosos aumentando el riesgo de insuficiencia cardiaca.
Las citocinas están en niveles muy altos y peligrosos, previendo una tormenta de citocinas, este día el sistema inmune puede ganar la batalla o perderla, si la gana, como ocurre la mayor parte de las veces, el paciente inicia una recuperación; si la respuesta del sistema inmune no es la necesaria, se inicia la cuarta semana.
En la cuarta semana aparecen en este tipo de pacientes la vasculitis, la coagulopatía, la tormenta de citocinas y las fallas cardiacas, el virus ha disminuido notablemente después del daño hecho.
Aquí cabe el sentido común de los no médicos, tenemos un enfermo de patologías conocidas donde sí hay fármacos y tratamientos probados para este tipo de enfermedades que deberían de darnos esperanzas. Esta cuarta semana es letal para muchos pacientes, sobre todo para los que no han sido tratados correctamente o el deterioro de su salud era alto.
ADVERTENCIA: Este artículo es escrito por un ingeniero que quiere entender qué pasa cuando este virus entra en el organismo de una persona, tratando de ser lo más objetivo posible, para lo cual consulta lo último que han escrito los especialistas sobre el tema, aunque su médico tiene la última palabra, claro, siempre y cuando sea especialista y esté actualizado.