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Clase política sin clase

Candelario González Villa.- La mediocridad manifiesta de la clase política nacional dejó de ser motivo de coraje. Hoy sin credibilidad y sin fundamento moral, solamente provoca risa; sin embargo, ahí continúan incrustados en los seudopartidos.

Es una clase política que carece de visión y de honestidad, entregada a satisfacer sus ambiciones individuales, cabilderos de los intereses más oscuros y perversos, que siguen lucrando con el patrimonio nacional.

Se trata de una clase política sin inventiva, sin creatividad, generadora de chismes, rumores y calumnias para alcanzar “el poder para joder, perdón, para poder”; una clase tan cínica que mandó al olvido el historial de sus latrocinios y al día de hoy pretende convertirse en mártir de la nación.

La simulación característica de politiquillos que al día de hoy se rasgan las vestiduras por la “Patria digna y generosa”, hoy los vemos peleando por la justicia, solicitando la intervención de los Estados Unidos de América para derrocar al presidente López Obrador, lo que han hecho Marko Cortés, presidente nacional del PAN, así como la señora Mariana Gómez del Campo, prima de Margarita Zavala, exdiputada y exsenadora también por Acción Nacional.

Los eternos políticos, sin sustancia ideológica, sin principios éticos ni morales arrecian el ataque a todo lo que afecte a sus intereses mezquinos, rebasando la crítica, pues su fundamentación se sustenta en la calumnia.

Inolvidable la conducta manifestada en el proceso electoral 2006, el vergonzoso papel, una exhibición de la metodología nazi de los panistas y la cúpula de Coparmex que financió la guerra sucia en contra de López Obrador por parte del truhan de “Chacho Barraza”, exdirigente de Coparmex y actual asesor del vendaval sin rumbo de Javier Corral.

La “clase política” no se conforma solamente de “grillas”, sino que también se nutre de personajes como los empresarios sin escrúpulos y evasores de impuestos.

Y no se diga de los intelectualoides orgánicos que cobraron cantidades exorbitantes del erario por su trabajo indigno y zalamero, a quienes les importó un bledo la pobreza de los 60 millones de pobres que nos dejó el prianismo y la voracidad de los magnates empresariales.

Es por eso que pregunto: ¿Qué nos puede ofrecer esta nefasta clase política?

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