Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Del Gobierno de AMLO. Yo no justifico ni repruebo nada, ni soy quién para hacerlo, porque carezco de los conocimientos técnicos, pero algo que sí puedo hacer es usar el sentido común y en esa lógica me pareció un sinsentido cancelar el aeropuerto de la CDMX. Las decisiones de construir el otro aeropuerto, el Tren Maya, el de costa a costa por la delgadez del sur, la refinería Dos Bocas, etc., son y seguirán siendo objeto de debate, pero el presidente tuvo con qué resolverlo y lo hizo a su manera. Bien o mal ahí van. El tiempo pondrá las cosas en su lugar.
De la pandemia. Lo que no se puede discutir es que la pandemia dio tiempo, sobre todo a México, para tomar las medidas preventivas necesarias y no se hizo. Los muertos son una carga muy pesada en el lomo de cualquiera por aceptado y popular que sea. Son demasiados y ni siquiera tenemos el número. La historia no perdona y los análisis de lo ocurrido ya señalan claramente los errores no solamente en México sino en muchos países. Los costos políticos llegarán, de eso no hay duda.
Desestimaron el virus, creyendo que era otra versión de gripe, ahorraron dinero suprimiendo las pruebas PCR, desestimaron el uso del cubrebocas y nunca reaccionaron preventivamente, prefirieron dedicarse a que hubiera camas suficientes para recibir a los muy enfermos, pero hasta en los panteones faltaban tumbas (hoyos) para los muertos.
Nueva York jamás olvidará los cuerpos en sus calles; tampoco Guayaquil en Ecuador. Italia, España, Reino Unido y Estados Unidos con Trump tampoco dejarán atrás los errores garrafales cometidos al principio, pero al menos corrigieron. ¿Creeremos que México sí podrá? Yo, otra vez, solo por sentido común, no lo creo.
Hay muchos muertos que todavía ni son llorados por sus familias. Hay mentiras y manipulación de la verdad por parte de Hugo López-Gatell y alguien responderá por eso, porque no creo que haya decidido decirlas él solo. Jamás aceptaron sus errores, menos hicieron algo para corregirlos.
Bolsonaro pagará ante los brasileños por su ligereza, como ya pagó Trump, perdiendo la elección por sus excesos y hay facturas por cobrarle todavía, como los impuestos y la xenofobia de la que hizo gala en el mundo entero y cuyas consecuencias en una de sus vertientes tiene que ver con la actual guerra fría con China.
¿Quiere algo más? Piense en la incorporación de políticos traidores a sus partidos al gabinete actual que asoma la intención de una reinversión del PRI al más puro estilo de los años de la hegemonía política. El nombre es lo de menos, el estilo ya se deja ver.
¿Qué nos queda? La ilusión es que ahora pueda nacer con lo que quede, después de la cargada, una oposición clara, con rumbo y sin que el objetivo sea el poder por el poder mismo, sino por un mejor país.
Los partidos políticos se pervirtieron. El resultado está a la vista. Sin quejas. Construyamos algo para empezar de nuevo con una oposición política seria y responsable. Seguir con lo mismo nos mantendrá donde mismo.