Inicio LA OTRA NORMALIDAD Algunas reflexiones

Algunas reflexiones

Jorge Quintana.- Hace ya más de año y medio que la vida de los habitantes de este planeta cambió de manera definitiva. La cotidianidad no volvió a ser la misma, la vida en familia también se trasformó y las costumbres diarias de nuestra convivencia se acabaron de repente.

Dejamos de tener las reuniones de amigos, las formas de acerarnos a nuestros seres más cercanos, a nuestros parientes y amigos, se fueron tornando complicadas, cada vez más alejadas del contacto personal; el teléfono, la internet y las redes sociales se fueron apoderando de la realidad cotidiana de todas las personas.

El abrazo, el beso, el  apretón de mano, fueron desapareciendo poco a poco, hasta convertirse en un convencionalismo del pasado, en una forma cada día más extraña de relacionarse.

Ahora estamos aprendiendo a vivir y convivir con patrones de conducta diferentes a los anteriores; la nostalgia, sobre todo en los adultos mayores, se apodera de nosotros.

Más de ocho personas reunidas se trasforma en una reunión de alto riesgo, la costumbre de acudir a lugares concurridos se convierte en peligro serio de ser contagiado o contagiar.

Esta pandemia se complica cada día, nuevas cepas, nuevas mutaciones del virus se manifiestan diariamente y la incertidumbre se ha vuelto parte de nuestra forma de enfrentar la vida, estamos aprendiendo a tolerarla, a aceptarla y a hacerla compañera de vida.

Hoy la responsabilidad compartida, la solidaridad social, la preocupación por el destino de todos, se vuelve necesaria, vital, para poder sobrellevar el peso de lo incierto, de los riesgos de la convivencia ciudadana, de la vida en familia, de compartir momentos con los demás.

Ahora estamos más consientes, o debemos estarlo, para poder decir con responsabilidad y sin miedo, no debo ir, no quiero poner en riesgo a los demás, no quiero que un estornudo, un ademán, un mínimo asomo de enfermedad sea motivo de rechazo o de reproche.

Nunca imaginamos que nuestro futuro, que nuestra vida diaria, fuera tan diferente al pasado reciente, nunca pensamos que las epidemias estuvieran tan cercanas, nunca pensamos que la vida social sería como hoy la vivimos.

Por eso es necesario que reflexionemos con seriedad, que actuemos con mucha prudencia en las decisiones que tomemos, disminuir los riesgos en el trato cotidiano de nuestros semejantes en un verdadero acto de amor a los demás.

Porque somos en razón de todo lo que compartimos y en razón de quienes amamos, nos debemos a ellos, a nuestros cariños más cercanos, por ellos, por estos seres que nos aman y no escatiman su cariño hacia nosotros, debemos tomar conciencia del rol que hoy nos toca desempeñar en esta sociedad.

Hagamos un alto y pensemos en los demás, hagamos un alto y pensemos en nosotros, hagamos un alto y reflexionemos en el presente y sobre todo en el futuro que queremos y en el porvenir que estamos construyendo.