Inicio LA OTRA NORMALIDAD Y no avanzamos

Y no avanzamos

Jorge Quintana Silveyra.- En plena era de la tecnología, de las redes sociales, del uso frecuente de internet, en un etapa de desarrollo tecnológico determinante para el género humano, aún seguimos con métodos arcaicos y del siglo pasado para determinar el futuro político de nuestra nación.

En un mundo cada vez más comunicado, el empleo de métodos tradicionales para elegir a nuestras autoridades y representantes ante los congresos se hace evidente que la forma de llevar a cabo las elecciones está plenamente rebasada.

Aún está entrampada la Asamblea Municipal Electoral, por el descuido e ineficiente sistema de organización de la elección del pasado domingo, cuando lean este artículo, todavía no sabremos con certeza el resultado de la votación en las más de dos mil casillas, de la elección de la persona titular, a partir de septiembre del Ejecutivo Estatal.

Solamente tenemos resultados definitivos en la elección de Diputados y Diputadas Federales, cómputo celebrado ante los Consejos Distritales Federales, lo que pone en evidencia la incapacidad de quienes integran la Asamblea Municipal para llevar a cabo el cómputo final de las casillas del municipio.

Los principios fundamentales que rigen la elección, certidumbre, legalidad, máxima publicidad e imparcialidad están cada día más cuestionados por la lentitud y la incapacidad del órgano electoral.

¿Qué esperamos para reformar el proceso electoral e incorporar la tecnología de manera definitiva, para que este proceso sea limpio, trasparente y eficaz?

¿Por qué la desconfianza a los sistemas informáticos que resolverían de tajo los atrasos y darían certidumbre a las elecciones?

Si hacemos un análisis de cuantos integrantes de las nuevas generaciones participaron el domingo pasado en la elección de sus representantes, nos daremos cuenta que, quienes están en uso diario de la tecnología, no se sienten atraídos para ejercer sus derechos políticos, por desinformación, lentitud y porque no tienen seguridad de un cambio en la política nacional y local.

¿Cómo podremos atraer a los y las jóvenes, cuando su herramienta de vida y comunicación cotidiana, solo está asignada a una parte del proceso electoral y siguen esperando que el mismo se modernice?

Al fin del día, no hemos logrado avanzar sustancialmente en el modelo de elecciones y estamos entrampados en un desgaste permanente de la política y de quienes gobiernan el país de manera sectaria y unilateral, con una visión descalificadora de todos aquellos que discrepan con su manera de gobernar.

Urge que nos pongamos a trabajar en una reforma del sistema electoral, que como al inicio del IFE, hoy INE, conquistó la confianza de los mexicanos.

Hagamos de esta tarea la prioridad para el 2024 o nos vamos a quedar empantanados en el desarrollo político y en el sistema de gobierno que también está desfasado más de cuarenta años.

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