Raúl Ruiz.- Todo parece indicar que la reforma electoral de Chihuahua, planteada por el gobernador Javier Corral Jurado, no será aprobada por el Congreso del Estado.
Ni siquiera los diputados panistas estuvieron todos de acuerdo con las modificaciones que propone Corral para una primera vuelta, disfrazada de democracia revolucionaria, en la que supuestamente el ciudadano empoderado por nuestra Constitución, podría elegir en todos los partidos al “mejor” candidato de cada uno de ellos.
Para luego, en una segunda vuelta, los partidos, ya desflemados; decantados por la perversa mente del autor de la idea, votarían por aquel que tuviera el mejor perfil y “capacidad” para conducir al pueblo chihuahuense.
Sin embargo, el cabildeo desde Palacio aún burbujea. Por lo pronto, se filtró la noticia que la diputada Ana Estrada, de la bancada de Morena, habría cedido ya a favor de la Reforma Electoral propuesta por Javier Corral Jurado. Aún con esta burda “conversión”, la mayoría está por el NO PASA.
Las otras propuestas de la reforma, no son malas. De hecho, son saludables. Lograr que los regidores sean votados, independientemente de la facilidad de llegar al cargo por medio de una planilla como lo es ahora, ayudaría a equilibrar las decisiones municipales.
Reducir también el número de regidores, sería conveniente y provechoso. Habría un buen ahorro en la Hacienda pública. Pero ese fue solo el relleno. La guarnición.
El filete gordo… LA PRIMERA VUELTA. Aderezada con los rasgos específicos del gobernador: vulnerar la democracia interna de los partidos.
La fecha límite para decidir, vence el 30 de junio. Mientras tanto, esperemos cómodamente sentados en el reposet.
