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Uno solo es Dios, una sola la fe

Antonio Fernández.- La profesión de fe por excelencia es el Credo, la oración por la que todo cristiano católico hace confesión de su fe, misma que sostiene y ejerce, confía y afirma aceptando convencido la existencia de Dios.

Reconociendo en Él ser la perfección divina afirma de corazón: “Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles”, resumen de todas nuestras creencias.

Siendo la fe una virtud sobrenatural, nos conduce a creer de corazón todas las verdades que Dios Nuestro Señor ha revelado por intermedio de Jesucristo Nuestro Señor su Santísimo Hijo, al venir al mundo a salvarlo del pecado, obra que trasciende a través de los tiempos y queda manifestada y reconocida en su paternidad la salvación de las almas por Él creadas.

El cristiano católico cree, vive y tiene presente en el obrar de la vida diaria lo que debe perdurar en su memoria, entendimiento y voluntad, al interior del alma está la existencia de un solo Dios, una sola fe en Cristo Nuestro Señor, misma por la que reconoce tendrá otra vida después de la terrenal.

Punto esencial de la fe es creer en el misterio de la Santísima Trinidad, siendo el misterio de un solo Dios en tres personas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

¿Por qué creer? Obligado está todo hijo de Dios a creer las verdades que Dios Nuestro Señor ha dado a conocer a la humanidad, cada siglo recibe la misma doctrina, mandamientos y Evangelios dodos a conocer en su peregrinar.

Entendemos que son inmutables, ninguno cambia y siempre son actuales, por ello se llama Revelación Divina, pero a la vez es comprender, entender, apreciar y no buscar justificaciones injustificables de que estamos en el mundo no para discutir la verdad.

Estamos y venimos a apoyarnos en ella, pues de otra manera caminaremos por la vida como barcos sin vela, sujetos a los vaivenes de la vida convertida en un mar tempestuoso.

No tiene objeto buscar el porqué de la obra de Dios, su origen, su aparición en el mundo, se caerá en un círculo vicioso del que nada se obtiene y a ningún lado llevará, atiborra la mente de nebulosidades, dudas, temores y escándalo que hacen perder cada vez más la fe, el amor a Dios y la confianza en Él, así el ser mismo se precipita en el barranco de la ceguera del corazón.

La comprensión real por lo que venimos al mundo lo debiéramos entender, en realidad somos aves de paso, estaremos en él por un tiempo y después partiremos a dar cuenta de si fuimos o no fieles al Señor.

Entendamos: en este mundo no seremos eternos, la vida es corta aunque se viva un siglo, se hagan muchas cosas, dinero, poder, bienes materiales, la vida que Dios Nuestro Señor ha dado a cada persona es en comodato.

Para dejarlo claro, es un contrato que tenemos para con Dios que nos ha dado la vida que recibimos de Él prestada y usaremos con libertad ordenada, tenemos prohibido destruirla.

¿Cómo se puede destruir? Por el pecado, sea venial o mortal; también está vedado corromperla, pervertirla, viciarla, prostituirla, ante esa maldad humana la misericordia divina espera que en el pecador surja de su corazón el deseo de salvación eterna.

La fidelidad a Él cumpliendo su mandamiento, doctrina y Evangelio, en ellos están depositadas las reglas y normas de vida para que el pecador se convierta y se salve, pero el recelo de la tentación en el pensamiento manipula al pecador y éste vacila, porque precisamente en este siglo no se entiende.

Se teme o no se quiere aceptar que venimos a luchar cada segundo de la vida por nuestra salvación “eterna”, no venimos a mirar del mundo los goces y placeres, comodidad o regocijo, eso es tentación, por eso entender y apreciar que somos pasajeros de un viaje aunque sea corto o largo en tiempo tendrá su fin.

En este viaje por la vida terrena es creer de corazón en un solo Dios único y verdadero, aprendiendo la fe que Pedro manifestó al Señor: “Díjoles (Jesús): Y según vosotros, ¿Quién soy Yo? Respondiole Simón Pedro y dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”.

He aquí el reconocimiento real y verdadero de Pedro que debe ser en el cristiano católico de un solo Dios, una sola fe, donde el propósito es decidirse que por Él y para Él es tener fe en Él.

hefelira@yahoo.com

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