Inicio LA OTRA NORMALIDAD Una navidad para recordar

Una navidad para recordar

Jorge Quintana.- Es común, que al llegar el mes de Diciembre, las personas empiecen a recordar nuevamente, como en años anteriores, las anécdotas y los momentos felices que han pasado en los días de festejo navideño.

Pero esta navidad, para muchos, no será igual de alegre, de festiva o de celebración, pues ahora, enfrentaran la primera noche buena sin alguien de sus seres queridos, porque hoy por hoy, nos faltan más de cien mil personas en nuestro país, más de dos mil en Juárez, muchas ausencias, que pesaran en el ánimo familiar y significan mucho en el alma colectiva, en la conciencia de quienes deberían renunciar, porque no han sabido responder a la sociedad y a quienes les respaldaron para llegar a los espacios de gobierno, que ahora están demostrando su incapacidad.

Pero volvamos a la antigua realidad, antes de la pandemia, existen los homicidios, las ejecuciones, las muertes que ha provocado el narcotráfico, el crimen organizado,  los feminicidios, los y las desaparecidas ahora aquella realidad se conjuga con las muertes causadas por el covid y entonces son otros ciento de hogares que se encuentran en desgracia por este flagelo que merma la tranquilidad social y provoca incertidumbre en la convivencia ciudadana.

Así que esta navidad sí que será completamente atípica, diferente, con las familias reunidas a distancia, pues hay riesgos muy altos, para que mejor conservemos la salud y ojala, Dios quiera, podamos reunirnos nuevamente el próximo año a celebrar la navidad, en un ambiente más seguro y cierto.

Esta época es entonces propicia para reflexionar el proyecto de futuro que tendremos para el año venidero.

Por lo pronto, a renovar el amor, la fe en nuestra humanidad, en la familia y en nosotros mismos.

Hay mucho que esperar, mucho que dar de nosotros mismos, para que mejore la calidad de convivencia, la solidaridad social, mientras otros y otras se ocupan de buscar una plataforma para cumplir sus deseos políticos, buenos, malos y peores, el común de la sociedad, sin proyecto político, pero si, con proyecto de vida, espera que aquellos obren en congruencia con los momentos álgidos que vivimos y ofrezcan un comportamiento serio, honesto, de frente a la realidad y dejen de ofrecer utopías, planes que luego serán incapaces de cumplir.

Hagamos un alto en el camino, solo dediquemos un minuto a pensar que les espera a los jóvenes, a los niños y niñas, que tiene la esperanza puesta en sus mayores, en la ciudad que recibirán de ellos, la sociedad que heredaran, el Estado que les espera en un futuro próximo y el país que les estamos entregando.

Mientras los que gobiernan se pelean por el primer lugar de incompetencia, los que somos gobernados, tenemos la esperanza, que recapacitaran, enmendaran sus errores y pensaran en el pueblo todo, sin distingos, en todos.