Jorge Quintana.- Conforme avanza el desarrollo de las sociedades, me refiero al desarrollo intelectual y social, se van creando nuevos arquetipos de los integrantes de la misma sociedad.
Y al estar construyendo nuevos arquetipos, estamos colaborando a la segmentación de la sociedad y creando divisiones y polarizaciones que en nada coadyuvan a la armonía social, al contrario, segmentan la sociedad y generan consecuencias, a veces, más destructivas que benéficas para el ser social.
El desarrollo económico, por otra parte, también ha contribuido a esa polarización social, en virtud de que hace más profundas las brechas de desigualdad y propicia la marginación.
En lo que tarda la sociedad en acostumbrarse y asumir esos nuevos segmentos, la convivencia sana y la armonía se ven deteriorados y sobre todo, más ignorados.
La creación de nuevos tipos sociales, según su credo, raza, preferencia sexual, identidad diversa, ha traído retos muy importantes a las comunidades, para entender y asimilar la nueva realidad que enfrentan diariamente.
Y también como consecuencia, las legislaturas, tratando de concretar en la ley estos nuevos segmentos sociales, pierden el sentido de la finalidad de las leyes, provocando, no solo cambios de redacción, sino, nuevos cuerpos legales, que solo resuelven situaciones emergentes, no trascendentes, por lo que estas nuevas leyes tienen un horizonte de vigencia muy corto y pierden rápidamente su positividad.
La ley debe ser general, abstracta e impersonal, ese es su atributo esencial, al ignorarlo o soslayarlo, solo estamos propiciando su ineficacia y por lo tanto su inoperancia.
Cuando se pretende legislar satisfaciendo el deseo de minorías, no de mayorías, cuando ignoramos el hecho social en su integridad y solo percibimos lo superficial, lo instantáneo, ponemos en serio riesgo la permanencia y eficacia del sistema legal de un pueblo o una nación.
Para la ley el destino de su creación es la sociedad, el objeto son los integrantes de dicha sociedad, por lo tanto, si la ley segmenta a esta, nace imperfecta y algunas veces muerta, pues a la hora de aplicarse pierde su cualidad de general, abstracta e impersonal.
Quienes integran los cuerpos legislativos deben mantener presente que legislan para la sociedad, no para segmentos o minorías, legislan para toda la sociedad, lo que exige, claro, mayor capacidad y conocimiento de técnica y sistematización jurídica, para que su labor sea eficiente, sea permanente, no temporal o circunstancial.
Dejemos de intentar ser incluyentes segmentado la sociedad, esta es solo una y no beneficia su segmentación a la armonía y la certeza jurídica. Solo confunde y retrasa el desarrollo.