Raúl Ruiz.- El gobierno de México aprieta fuerte el tornillo a la clase empresarial. Obliga al empresario a pagar los salarios de los trabajadores en este obligado encierro. Obviamente será con los ahorros del empresario, porque si no hay producción, no hay venta y por lo tanto no hay ganancia.
Pero… ¿Cuánto puede resistir así un pequeño empresario, máxime si tiene pendientes con Hacienda?
El gobierno de Andrés Manuel dice: Okey, el gobierno asume el pago del salario del trabajador durante el recogimiento laboral, pero solo si el empresario paga su deuda con Hacienda. Andan volando 50 mil millones de pesos en adeudos. El empresariado nacional no tiene interés en pagar sus adeudos. De otro modo ya estaría saldada esa cuenta.
Y en la justa mediación, Coparmex propone un acuerdo nacional. Ha convocado a los empleados de compañías de todos los giros y tamaños, a mantenerse unidos y convencer al gobierno federal de que apoye el proyecto ‘Salario Solidario’, consistente en que el patrón pague una parte del sueldo del trabajador y otra parte, el gobierno. Este ofrecimiento lo presentará a la Oficina de Presidencia de la República.
La propuesta indica que solo durante el periodo de emergencia, el presidente de la República autorice recursos extraordinarios, financiados con los impuestos que todos pagamos, o sea, también los impuestos que pagamos los que no estamos en el esquema empresarial. Y así, se genere un equilibrio para evitar la quiebra.
La idea es que una parte del salario se cubra con dinero que aporte la Federación y la otra, el empresario. No está mal. Sobre todo, si el gobierno desea evitar el golpeteo sistemático contra la 4T.
La negativa de suscribir deuda, tomar créditos de instancias internacionales o emprender una reforma fiscal ha metido al Ejecutivo en una camisa muy forzada para financiar estas medidas. Trump no tiene problema con dotar de 1,200 dólares por cráneo a cada gringo, porque tiene la maquinita de hacer billetes sin respaldo en oro. Pero AMLO, no.
Yo coincido con la Coparmex en que se regrese cuanto antes a la productividad. La economía debe reactivarse por sectores. Paulatinamente, con protocolos de seguridad, operación de bajo riesgo de contagio, que puedan minimizar la propagación del coronavirus con medidas extremas de protección personal.
No solo porque hay que revitalizar la economía, sino porque si no salimos pronto del encierro, los trastornos mentales acabarán con la salud de quienes habrían librado la muerte por coronavirus.
Este escenario ya lo había conversado con ustedes en un par de trabajos anteriores, pero a mí no me hagan caso, es la OMS la que asegura que el encierro, el duelo y la crisis económica doblarán el número de personas con problemas psicológicos.
El mundo comenzará a arrancar con muchos problemas de ansiedad, miedo y estrés. Miedo e incertidumbre. Las dos laceraciones. El experimento del coronavirus nos trajo una crisis terrible, pero por mucho, un acontecimiento traumático masivo sin precedentes.
La sacudida no solo se da con aquellos que enferman. La gente se va quedando sin familia… Y sin dinero. Esto producirá una avalancha de trastornos del ánimo y de ansiedad; depresión y estrés en los próximos meses y años en todo el mundo.
Y con ello mayor consumo de alcohol y drogas. Aumentará la violencia intrafamiliar. Los expertos anticipan que una de cada cinco personas padecerá una afectación mental, el doble que en circunstancias normales.
Voy por un ron y leo sus comentarios.