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Proyecto mexicano de circo inclusivo donde la discapacidad no tiene límites

MÉXICO- Entre aplausos y carcajadas, Mario Tello practica con gran entusiasmo y destreza el malabarismo con mascada, uno de los actos que forma parte del primer y único circo inclusivo en México, un proyecto en el que la discapacidad no tiene límites.

Tello, de 39 años de edad y con síndrome de Down, acude cada tarde a ensayar con más de una veintena de amigos en el patio central de una pequeña escuela privada que los dueños prestan a los creadores del Circo Inclusivo México.

 Se trata de Diana y Francisco Monforte, dos pedagogos que decidieron unir su carrera con la pasión por las artes circenses.

“Yo me siento contento por convivir con los maestros y ver lo que me enseñan. Estoy aprendiendo a hacer mascadas y malabares. Me gusta venir porque me gusta convivir y estar con mis amigos, estar con ellos, estar conviviendo todos los días con ellos”, expresó Tello a Xinhua.

La mayoría de los integrantes del circo son adultos y se les impulsa a desarrollar habilidades físicas o comunicativas, pero sobre todo a creer en ellos mismos.

La codirectora de la compañía mexicana, Diana, comentó que el circo “ayuda mucho” a desarrollar la habilidad psicomotriz de cualquier persona, “entonces lo veo como una herramienta para poder desarrollar las habilidades”.

“Entonces, el circo es muy bondadoso, es multidisciplinario, y a las personas con discapacidad física a veces se les facilita un poco más el malabar”, agregó.

  En un principio, el Circo Inclusivo México sólo contaba con tres alumnos, pero por recomendación de la gente o las mismas presentaciones en distintas partes del país, el proyecto ha sumado a más de 20 miembros, que con su carisma y buen humor logran conquistar los corazones de cientos de mexicanos.

La primera función en vivo se tuvo en abril de 2016, con una expectativa entonces de recibir a unas 30 personas; sin embargo, llegaron más de 500 en una sola función, incluido un grupo de sordomudos que se reunía en un barrio de la Ciudad de México.

Desde entonces, la compañía decidió contactar a una intérprete de señas, que se integró a las presentaciones con gran acogida.

“Justamente lo que nos une es la pasión por saber hasta dónde podemos llegar y por qué ha tenido éxito este proyecto, porque las oportunidades para las personas con discapacidad son pocas”, expresó.

Eduardo, hermano menor de Diana y Francisco, fue la principal inspiración para fundar un circo inclusivo, ya que hoy en día el joven es hábil en múltiples formas de acrobacia, a pesar de que cuando nació los médicos aseguraban que no podría caminar.

“He visto un gran avance, una mayor confianza en ellos, pues siempre les dijeron que no podían hacer ciertas cosas, y ahora hay chicos que se suben al aro y se cuelgan de cabeza, malabarean tres pañuelos, tres objetos”, destacó la especialista en gimnasia de piso.

“ Es algo que rompe los paradigmas para los chicos, la discapacidad no los limita, y he visto como es el impacto para el público que nos observa”, completó.

Pensamientos positivos han sido parte fundamental del trabajo en el circo mexicano, debido a que en ocasiones padres de familia piensan que sus hijos no van a poder adquirir ciertas habilidades, pero con mucho esfuerzo y actitud positiva se convierten en estrellas que brillan a través de sus actos.

“Lo primero fue quitarnos esa barrera del no, no puedo. Lo estamos logrando, se está haciendo, es lo que nos está ayudando a seguir adelante. Nos motivamos con los logros de cada uno de los chicos y de nosotros también”, expresó Monforte, para agregar que las funciones son “la cereza del pastel”.

“Es ver realizado un trabajo arduo que se hace para poder representar. Entonces, ya por fin ves reflejado en un escenario todo lo que hemos trabajado y es lo que más esperamos”, agregó.

Los hermanos Monforte han recibido propuestas para llevar su alegría a escuelas, asilos o espacios públicos de distintas partes de México.

Aunque por ahora no cuentan con un espacio propio para poder practicar, ello no ha sido impedimento para que puedan desarrollar talentos y ser optimistas en todo momento.

“Este proyecto nos ha enseñado a mostrarnos como somos, ese ha sido uno de los grandes aprendizajes. También hemos aprendido a escuchar, a ser más observadores y a romper los límites para ir paso a paso hasta lograr un objetivo”, mencionó la directora.

En México hay más de 6 millones de personas con algún tipo de discapacidad, lo que representa cerca del 5 por ciento de la población del país, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

Xinhua