Raúl Ruiz.- ¿Qué tiene doctor? Preguntó angustiada la esposa de Arturo.
– Estamos evaluando la situación, señora. Es el tercer caso que atendemos esta mañana. Conductores de automóvil que se quedan paralizados. Con dificultad pudimos zafar los dedos del volante. Los ojos desorbitados, no parpadean. No descartamos que sea el Síndrome de Guillain-Barré (SGB).
– ¿Es una enfermedad, doctor?
– Es un trastorno poco frecuente en el cual el propio sistema inmunitario de una persona daña sus neuronas y causa debilidad muscular y a veces parálisis. Lo que no sabemos es… ¿cómo se produjo?
En Ciudad Caótica todas las desgracias pasan. Violencia extrema, secuestros, violaciones, desorden vial, carencia de agua, incendios, anarquía social. ¡Nomamespancho! Nadie sabe cómo es que resisten todo esto los habitantes de esta surrealista población.
Mientras el equipo médico les aplicaba a los entumecidos pacientes un tratamiento emergente de inmunoglobulina, para desatorar los cables internos del shock, Marianela, la esposa de Arturo, se estrujaba las manos y sollozaba.
A través del cristal, podían verse los tres pacientes, intubados y con las transfusiones ordenadas por el médico.
Mientras tanto…
En un cubículo, tres especialistas discutían.
– ¿Les parece curioso que estos tres extraños pacientes, hayan quedado paralizados al volante? Dijo el primero.
– El origen del trastorno tuvo que ser detonado por algo que vieron, oyeron o sintieron mientras conducían. Comentó el segundo.
– Me parece que tiene que ver con el caos vial que agobia la ciudad. Han sido ya muchos meses de abandono en el tema de transporte. Terció la doctora O’Farril.
Con el tiempo, el flujo vial se ha hecho más denso y la ansiedad que sufren los automovilistas provoca alteraciones agudas. Los rangos del stress llegan a su límite y viene el golpe traumático.
¡Un desfibrilador!, ¡Un desfibrilador!, gritaba una enfermera en el pasillo.
Nada que ver con esta historia, pero me sirve como transición. Una disolvencia en la pantalla para trasladarnos a otra locación.
Continúo con la narración.
– Entonces, ¿qué hacemos jefa? ¿Incluimos en su informe de mañana el tema del BRT?
– Desde luego. Hay que decir que están casi listos 85 camiones para Ciudad Caótica. No ponemos fecha, pero el informe es más gordito.
– ¿Quitamos la frase… “ya déjense de hacerse pendejos”, dirigida al tlatoani o la dejamos?
– Quítala. No quiero otro incidente, ni mantas, ni mensajes de los malos.
– Qué bueno jefa. Hubo otros acribillados en CIUDAD CAÓTICA, y el Capitán Centinela está hecho pelotas. Las cámaras de vigilancia están fuera de foco.
– Ese tema lo vemos luego, por lo pronto, que den a conocer nombres para las candidaturas, eso los mantendrá ocupados un rato. Y mañana, EL INFORME.
Mientras definían la manipulación mediática para darle el uso político del informe, en el hospital, los paralizados comenzaban a responder al tratamiento de inmunoglobulina.