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Nostalgia se apodera de fronterizos

Cuando hablamos de grupos musicales emblemáticos de México, es inevitable pensar en Porter; banda de rock alternativo-experimental que cuenta con mucho talento, una voz prodigiosa y diversos arreglos en vivo de guitarra y sintetizadores.

Por lo anterior, es que cientos de fanáticos se dieron cita el pasado miércoles en el Lowbrow Palace, pues David Velasco, Fernando De la Huerta, Víctor Valverde y Diego Rangel arribarían al escenario con el objetivo de rockear y danzar íntimamente.

Fue así que en punto de las nueve de la noche con 28 minutos; los amplificadores vibraron y la emoción se apoderó del lugar… Y no era para menos. La agrupación pisaba tierra fronteriza entonando su “Himno eterno” y entre aplausos y silbidos “Pájaros” se dejaron escuchar en el lugar.

Posteriormente Velasco preguntaba a los presentes “¿Cómo les llamo? ¿Juárez o El Paso?” Y con estruendosos gritos contestaban sus seguidores, para después empezar a corear “Host of a ghost”, canción que a decenas llenó de nostalgia.

De igual manera, rolas como “La china”, “Cachito de Galaxia” y “Daphne” formaron parte del repertorio que en ningún momento dejó caer el ánimo. Sin embargo, algunas de las melodías más esperadas fueron “Mi ranchito” y “Guirnalda”, sencillos que se desprenden de su más reciente producción denominada “La historia sin fin”.

Pasados los minutos, era necesario meterle resonancia mexicana a la noche. “Cuxillo”, “Para ya” y “Huitzil” a más de uno pusieron a bailar; y es que las notas e instrumentos regionales combinados con la energía de la guitarra y el teclado estremecieron a los presentes, quienes coreaban a la señal del vocalista.

Ya entrados en materia la cumbia no podía faltar y “Mamita santa” elevó la temperatura del recinto. El ritmo de Rangel y Valverde (tecladista y guitarrista, respectivamente), así como la pasión de los admiradores de la banda, se percibía en cada rincón; difícil quedarse quieto en medio de tanta algarabía.

Asimismo, la aflicción y el vigor de “Murciélago” formaron parte de la noche, misma que no podía cerrar de mejor manera; David invitó al escenario a una joven fronteriza, quien a su lado cantaría “Espiral”. Apenas iniciaban las primeras notas y el enternecimiento se apoderaba de todos.

Imposible explicar la felicidad de cada uno de los asistentes, quienes seguramente regresarán al Lowbrow Palace en busca de más experiencias auditivas.

Fotos: Stephanie García / Redacción: Pablo Isidro