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No se puede pagar tanto

Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- En Chihuahua, ayer, el Sagrado Corazón de Jesús dejó de ser un templo donde se congrega iglesia, para convertirse en un símbolo reflejo del cruel destino y abandono en el que nuestro México sigue perdido, a la deriva, en un mar de sangre que nuestro presidente Andrés Manuel ha decidido dejar que se resuelva solo.

Es decir, a pura bala, hasta que no quede nadie o prevalezca uno de los grupos e imponga, por la fuerza, el miedo y el terror, la Paz. Al presidente los asesinatos por crueles, despiadados y profanos de cientos de miles de mexicanos, le parecen consecuencias del pasado y circunstanciales, como dijo del de los misioneros y el guía de turistas.

La misa fue en honor de Joaquín Mora y Javier Campos, jesuitas sacrificados al lado del guía de turistas Pedro Palma, en Cerocahui, Urique, dentro del templo jesuita de los misioneros. Uno esperaría un cambio ante tan atroces hechos, empezando por el fiscal, que nunca supo cuál era su trabajo, pero que se ocupa de los negocios de otro tiempo y de los que se beneficia, aunque a la fiscalía no le entienda.

Pero el problema del fiscal es menor, ni cuenta, solo debe irse. El verdadero problema es la política a la que el presidente se aferra e insiste en que es la única y la correcta para imponer la paz: los abrazos.

El real problema de Chihuahua está en la guerra interna que los enviados del PAN encabezan para hacerse de todo el mando en el gobierno de Chihuahua. Maru solita le ganó ese pleito a Corral. Sí, le llegó ayuda de Marko Cortes y de otros, pero tampoco es como para que la factura rebase a todo el gobierno y sus facultades.

¡¡¡Salvemos a México, somos mayoría!!!

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