Inicio Frontera No es amor, es Chivas: Una herencia con valor sentimental (I)

No es amor, es Chivas: Una herencia con valor sentimental (I)

Con 18 años de existencia, el negocio fue creado por el esposo de Ari, quien era chiva. “Él era súper fan del rebaño y siempre atendía con la playera del equipo y a pesar de que era muy aficionado, el negocio en sus inicios solo tenía en una pared el escudo de Chivas”

Héctor Hugo Viveros (Especial para Juárez Hoy).- Ari Soto es una microempresaria que maneja un negocio de barbacoa. Su lugar no es uno común como encuentras en cualquier parte de la ciudad, pues su establecimiento tiene algo que lo hace único y especial.

Se trata del Santuario, un negocio ubicado en la esquina de la Calle Lucero y Roberto Montenegro del fraccionamiento Parajes del Sol, el cual está repleto de detalles de Chivas, equipo de futbol perteneciente a la ciudad de Guadalajara, Jalisco.

Ari ha pasado por un largo proceso para lograr todo lo que ha hecho con este sitio, y en busca del reconocimiento de los aficionados del “Rebaño”, ha conseguido más que eso.

¿Cómo era su esposo cuando se trataba del negocio?
Mi esposo recordaba mucho a los clientes. En ocasiones si alguien iba con la camisa del Guadalajara, lo recordaba tiempo después y así los clientes lo empezaron a llamar como el “Chivahermano”.

¿Qué pasó con él?
Falleció el 17 de abril de 2017. En ese momento yo estaba en una maestría, por lo que tuve que decidir entre seguir estudiando o continuar con el negocio. Mi esposo murió un domingo saliendo del negocio, iba en su motocicleta y lo atropellaron. Los días que lo velamos fueron tristes, pero no cerramos el negocio, puesto que era tan querido en el lugar que los clientes iban a despedirlo. Ese día fue difícil para mí. Las personas iban al negocio y preguntaban por el “Chivahermano” porque a mí no me conocían y yo les decía que lo teníamos adentro velando.

¿Entonces la idea de hacer un sitio con el tema de Chivas no fue de su esposo?
No. La idea fue totalmente mía y surgió después de su muerte. Las personas que lo conocieron me empezaron a mandar cosas, como camisas de las Chivas. Él siempre quiso el autógrafo de Omar Bravo. Una vez fue de viaje a Guadalajara con uno de sus amigos y el objetivo principal de ese viaje era conseguir la firma de Omar en una playera. En esa ocasión él no la consiguió, pero su amigo sí, por eso le insistía que se la vendiera, porque realmente quería esa firma y el día que su amigo se enteró de su muerte, vino y me entregó esa camisa. Ese es uno de los casos de las personas que me enviaron obsequios a partir de su muerte.

Mi esposo era demasiado fan de Chivas y le gustaba comprar y guardar todo lo que fuera del equipo: camisas, gorras, revistas, juguetes, etiquetas, absolutamente todo lo que tuviera algo de Chivas. En una ocasión me dijo que cuando muriera, lo enterrara con todas sus cosas del equipo, pero no lo hice, solo le compré una playera nueva y todas sus cosas las tomé para adornar el local. También utilicé lo que me habían regalado sus amigos y conocidos. Fue entonces cuando decidí darle un sentido más formal al negocio.

¿Cómo le hizo para darle forma al negocio?
El negocio ya empezaba a tomar forma; sin embargo, las cosas de adorno eran pocas y yo comencé a buscar ideas para seguir con las decoraciones al establecimiento. Viajé a Guadalajara con la intención de comprar cosas para el negocio y mi sorpresa fue que no encontré absolutamente nada. Sin embargo, en cuanto a ideas, fue otra situación, pues visité el estadio Akron y comencé a observar hasta los más mínimos detalles del recinto. Así plasmé las ideas y algunos diseños para mi negocio.

Otra cosa que quería agregar era un par de murales por lo que tuve que buscar varios artistas. Un conocido me pasó el contacto de Calaveras Arte, quienes son los responsables del mural de Juan Gabriel en el Centro de la ciudad, pero después me enteré que se desintegraron y tuve que buscar a uno por uno hasta que encontré al que me hizo mis murales.

En un principio no quería, aunque no sé si fue porque el muchacho era americanista o porque simplemente ya no hacía esos trabajos. Finalmente me realizó tres murales: el primero se encuentra afuera y en él vemos al Bofo Bautista, Omar Bravo y el nombre del negocio que se llama “Un Buen Tino”. El segundo se encuentra adentro y en él podemos ver a Omar Bravo, al Pato Araujo, Marco Fabián y la leyenda de “No es amor, es Chivas”.

El tercero está conformado por Héctor Reynoso, Ramón Ramírez, Ramón Morales, Jhony Magallón y Carlos Salcido. Definitivamente quedó plasmado el sentimiento de ser Chivas de corazón.

Anécdotas

Una de las cosas que caracterizan a Ari es la relación que ha construido con sus clientes y con sus empleados, pues el hecho de apoyar a un equipo como el Club Deportivo Guadalajara, la hizo adentrarse en el mundo de las apuestas.

“Cuando apuesto no me interesa si pierdo dinero, pero yo lo que quiero es ver humillado a mi rival, sea del equipo que sea, yo los tengo que humillar. Hay muchas historias sobre apuestas y cada una de ellas son con ánimos de destrozar al otro”, asegura.

Relata que en una ocasión, uno de sus empleados que, por cierto, le va al América, le apostó en un clásico nacional y ella le dijo que, si perdía, se tenía que tatuar el escudo de las Chivas y así fue, en esa ocasión las Águilas perdieron y él se tuvo que hacer el tatuaje.

“Una vez me quisieron apostar la playera autografiada por Omar Bravo, esa que el amigo de mi esposo me regaló. De perder las Chivas, yo tenía que quemar la camiseta. Yo acepté, pero al final la persona con quien iba a apostar no le quiso entrar a lo que yo le dije que tendría que hacer”.

En otra ocasión, vestimos a uno de nuestros conocidos como mujer y lo estuvimos paseando por el Centro y por varias avenidas principales con ese atuendo. También vestimos a otro más con la botarga del América, lo amarramos a una silla y lo exhibimos aquí en el Santuario.

Esto es lo que a mí me gusta, esta comunión que hay con los clientes, lo siento más que eso, pues de alguna forma los siento como mi familia, como mis amigos.