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Navidad a la vista

Padre Mario Manríquez.- El día de hoy, estimados amigos, quisiera invitarlos a mirar la Navidad ya próxima. Entre las prisas y las preocupaciones cotidianas, se nos presenta la oportunidad de levantar nuestra mirada por encima de todo aquello que de pronto nos absorbe y nos deja como aturdidos y sin la capacidad de observar con detenimiento lo que puede dar sentido, no solo a la que hacemos, sino a la vida misma.

Detenernos a contemplar el misterio del Dios que se hace hombre, del Dios que se encarna en nuestra historia concreta y que es capaz de darle sentido y significado a nuestro paso por este mundo.

Los profetas anunciaban esta llegada del Hijo de Dios al mundo, en esta doble perspectiva: por un lado el cumplimiento en la historia del nacimiento del “Emmanuel” el Dios con nosotros. Y por otro lado, el momento de la salvación personal, que se realiza cuando el Salvador del mundo viene a nuestro corazón. Los Santos padres lo decían de una manera muy clara: “de nada sirve que Cristo nazca en Belén mil veces, si no nace una sola vez en tu corazón”.

Preparar el camino del Señor es una tarea que nos toca en lo personal. Mirar nuestro entorno, lleno de luces sí, pero también envuelto en sombras que cada vez parecieran posicionarse como preponderantes en el horizonte.

Cuántas veces preferimos cerrar los ojos ante los retos de nuestro tiempo, encerrados en un ritmo frenético de la existencia, que nos impide ver, contemplar el Misterio de ese pequeño Niño que viene a nuestro encuentro en el aquí y en el ahora de nuestra vida.

Navidad es la oportunidad para detenernos un momento y dejar las preocupaciones de cada día ante el misterio de un Dios que dejando la eternidad, se reviste de temporalidad; el misterio de un Dios que dejando atrás la historia de errores y pecados del mundo, se vuelve hacia cada uno para brindar un gesto amable y misericordioso; el misterio de un Dios que se encarna en fragilidad para mostrar la verdadera fortaleza.

Navidad es la oportunidad de contemplar la obra de aquel que hace nuevas todas las cosas y que puede hacer nuevas todas las facetas de nuestro ser, de nuestro mundo.

Navidad es reconocer en la humildad de aquel pesebre, el Nacimiento de aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida y que marca el sendero de una Vida Nueva, que demuestra en sí mismo que es posible enfrentar los problemas de este mundo, desde otros valores, desde una perspectiva de trascendencia, desde un horizonte de eternidad.

Navidad es recobrar el aliento perdido ante las fatigas de la lucha diaria por sobrevivir en medio de las carencias humanas. Navidad es la Luz que vuelve a encender la Esperanza en aquellos que en medio de esta pandemia han perdido la paz y han sentido perder su Fe por la enfermedad, la pérdida de un ser querido o la pérdida de su trabajo o su empresa.

Navidad es comprender que el ser humano puede volver a empezar siempre con la misericordia de Dios, y que por más difícil que parezca seguir adelante, si nos acercamos con humildad y nos arrodillamos ante el portal de Belén, podremos siempre, volver a comenzar.

Navidad es tomar conciencia de que los reinos de este mundo son pasajeros, que los ejércitos y los poderes políticos son temporales, y que aquella madera del pesebre de Belén fue capaz de llegar a ser, como signo profético, igual de importante que aquella madera que en forma de Cruz venció a la muerte y se convirtió así en el signo que nos hace comprender que todos los poderes de este mundo han de pasar, pero que el Niño  que trazó años mas tarde aquella Cruz con su vida misma, reina inmortal y glorioso por los siglos de los siglos.

¡Que pasen todos una muy Feliz Navidad!

¡Dios bendijo a Ciudad Juárez!

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