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Nació muerta

Raúl Ruiz.- López Obrador sabía cuál sería el resultado de la consulta. Como todos sabemos, el domingo 1 de agosto 2021, tuvo lugar en nuestro país la primera consulta pública para decidir si se enjuiciaba a los expresidentes ratas que nos esquilmaron por décadas. O no.

Un ejercicio inédito que llegó al “alumbramiento” con forceps y con “negligencia medica-electoral”, luego de librar un aborto inducido que se les pasó de tueste. El “producto” llegó al mundo con insuficiencia respiratoria y falleció en el PREP. O sea, en el conteo rápido.

Desde su concepción, le dejaron caer todas las trabas encima. Primero, la intervención de la SCJN para hacer la pregunta lo más ambigua posible y confundir al participante para disuadirlo de acudir a las mesas receptoras. Después, la artificiosa presencia del árbitro.

A mi juicio, el requisito del INE es inequitativo. Eso de exigir como condición para que el resultado fuera vinculante, que acuda a votar el 40% del padrón electoral guarda un fuerte tufo a parcialidad. Una impositiva manera de decir: “lo que pides nunca se te concederá”.

Por el contrario, la manifiesta benevolencia que se ofrece a los chiquipartidos para que nunca pierdan el registro es extrema. El 3% es demasiado generoso. Luego vino, la sonora voz de los corifeos conservadores en campaña disuasiva. “Solo los pendejos irán a decir SÍ”. Descalificando el ejercicio de la consulta ciudadana.

Finalmente, el nuevo “RATÓN LOCO”. El INE se clavó un porcentaje de los 526 millones autorizados para la consulta y dejó sin instalar cerca del 15% de las mesas receptoras. Los que queríamos votar, andábamos perdidos buscando las mesas en los lugares que se habían señalado. Sin éxito, por supuesto.

El resultado, fue la participación de casi ocho millones de mexicanos solamente. Inalcanzable la cifra de cuarenta millones que exigía la autoridad para vincular la calificación final. Los de la negativa, acumularon poco más de cincuenta mil votos. En tanto, más de siete millones de mexicanos dijeron que sí. La proporción es inmensamente mayor. 

Aunque aparentemente la consulta no tuvo éxito, en Palacio Nacional ya tienen un parámetro para el siguiente ejercicio. El año que entra, se hará la consulta más perra. Como por el mes de marzo. ¿Quieres que Andrés Manuel siga como presidente o le revocamos el mandato?

Y de igual forma, el resultado tampoco será vinculatorio, pero será aplastante el SÍ, sobre el NO. Hay tiempo para horadar en el cerebro y el corazón de la gente. 

Coincido con Lorenzo Meyer en que los que no participaron en la consulta fue por falta de conciencia. La perrada no colige. Reacciona por instinto. Skinner nos enseña algo que se le conoce como CONDUCTISMO.

El conductismo es una rama de la psicología que, como su propio nombre indica, se basa en la observación de la conducta y el análisis de la misma. 

Le llevó unos años pulir el concepto, pero más tarde, Burrhus Frederic Skinner añadió un gran descubrimiento a esta rama de la psicología: EL CONDICIONAMIENTO OPERANTE. Y esto funciona de pocamadre. 

Lorenzo Meyer llama a la gente a hacer una comisión de la verdad, pero hecha desde fuera del sistema judicial, porque dice que, de éste, no se puede esperar nada. Epigmenio Ibarra lo llama TRIBUNAL POPULAR. Ya lo están armando.

Los intelectuales orgánicos están ocupados creando estos distractores. Así los trae AMLO, mientras hace crecer su proyecto de nación. La 4T. Los psicólogos le llaman terapia ocupacional. No me lo tomen a mal, pero yo me divierto mucho. Y voy por mis palomitas mientras observo cómo se despliega este animal.