Daniel Valles.- La gran mayoría de las personas en la actualidad tiene diversos tipos de créditos. La banca comercial ha tenido etapas y períodos en que otorga créditos al por mayor, sobre todo, tarjetas de crédito. Tienen campañas tan agresivas que parecería que las han regalado a cuanta persona cruza las puertas de sus instalaciones.
A pesar de que en México tenemos décadas siendo usuarios de esta herramienta crediticia, la gente en su mayoría no ha entendido que para que funcione tal herramienta hay que pagar cada 25 días lo que se ha dispuesto. Es decir: La tarjeta no es un instrumento para ir a un comercio y que nos regalen todo lo que queramos, sino que hay que pagar por ello.
Siempre con un interés si el saldo del mes no se liquida. En México, el interés de tarjetas de crédito es alto. En promedio anda sobre los 30 puntos porcentuales.
De igual forma han funcionado los grandes almacenes y los no tan grandes. Casi todos los negocios comerciales aceptan tales tarjetas para el pago de lo que vendan. Es comodísimo, si uno tiene la disciplina de pagar los saldos para no generar intereses que se presentan cada mes.
Cuando algún usuario se atrasa un día, cae en morosidad. Cuando se atrasa meses, en cartera vencida, son dos cosas distintas. Mi maestra de contabilidad en la universidad de Baja California me hizo repetir una y otra vez que, a todo cargo, corresponde un abono.
En los últimos meses se han perdido un millón 200 mil empleos formales debido a la pandemia. De acuerdo al IMSS, de marzo a julio fueron 5.2 plazas por minuto.
Todo esto repercutió en que la cadena de consumo entre proveedores de todo tipo y clientes se dañó fuertemente.
El IMSS reportó en julio pasado que han sido más de 10 mil negocios de todo tipo los que se han cerrado definitivamente. Los datos son hasta el mes de mayo. Faltan junio y el mismo julio.
Esta semana le he comentado acerva de las escuelas particulares que están en esta situación de cierre, ante la deserción de 2 millones de alumnos que no regresarán por no poder pagar las colegiaturas e inscripciones y casi 200 mil docentes que se quedan sin trabajo.
Ese es el cargo. El abono es el que no se ha entregado a las instituciones bancarias, almacenes y comercios donde las personas tenemos una cuenta de crédito.
La morosidad es el resultado del abono. Las instituciones se preparan para hacerle frente lo mejor que puedan. Saben que el mes entrante, septiembre, vencen los plazos que le otorgaron a sus clientes para pagar los saldos que presentaban en sus estados de cuenta y que como resultado de la pérdida del empleo o cierre del negocio, no se podían cumplir a tiempo.
Para evitar la cartera vencida, las instituciones dieron un plazo de tres meses a los clientes para que pudieran pagar lo adeudado en sus tarjetas de crédito o en diversos tipos de éstos, calculando que para septiembre la normalidad habría vuelto. Pero oh, sorpresa. Eso no ha pasado.
Por ello los bancos se han venido preparando. Han aumentado sus reservas preventivas, como les llaman de: 39 mil millones de pesos, al pasar de 67 mil millones en junio de 2019 a 106 mil millones de pesos en junio este año.
De acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), durante el segundo trimestre del año, la banca inició su preparación para el aumento que se prevé de la morosidad, una vez que se reactiven los más de nueve millones de créditos que se encuentran en el programa de diferimiento de pagos, equivalente a casi un billón de pesos, por lo que el índice de cobertura de la cartera total es de 164.74 por ciento.
Es decir, el mes entrante vence el plazo otorgado a los clientes y hay que pagar, pero como la economía está quebrada, la gran mayoría caerá en morosidad y los bancos y los almacenes lo saben.
¿Qué van a hacer? Tratarán de llegar a un acuerdo con los clientes que caeremos en morosidad, no porque queramos, sino porque simplemente no hay con qué hacerle frente a los compromisos.
La morosidad, que es el abono en la analogía que he hecho, es un subproducto del mal manejo de la pandemia en México, la que no debió de haber llegado hasta donde ha llegado, de haberse manejado de diferente manera. ¿Cuál? Más honesta, más transparente, más sincera, menos política.
Quienes han sido los encargados del manejo, optaron por quedar bien con el jefe más que con la gente, lo que me lleva a comentar que en Ciudad Juárez, como en Colima, entre otras poblaciones, se ha hecho obligatorio el uso del cubrebocas.
A lo que el doctor López Gatell responde que se violan los derechos humanos de la gente si se les obliga a usar el cubrebocas. Y luego dice que el gobierno no es el culpable de más de 50 mil muertes que se contabilizan. Ahí pues el cargo y el abono.