Inicio Perspectiva Mi maestro

Mi maestro

Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Era profesor hora clase de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA), extensión Delicias. Dar clase era una excelente oportunidad de trabajo, me llenaba y me apasionaba, pero buscaba algo más para llenar inquietudes propias de los hiperactivos. Encontré una idea que se convirtió en una oportunidad en la radio.

Para echarla a andar, primero convencí a Cecy Torres, mi directora, de que sería bueno tener un programa en la radio en el que la FCA pudiera, mediante entrevistas con empresarios, funcionarios, maestros, etc., contribuir con la sociedad, luego fui con Jaime Narváez, gerente de una las estaciones de radio de Delicias y le expuse y vendí la idea.

Fue así como tuve la primera oportunidad de dirigir un programa de radio semanal (los lunes). Tiempo después, como socio del Club 20-30 de Delicias, la asamblea tomó la decisión de realizar una colecta a través de la radio y así nació una colecta anual, primero en la radio y después se integró la televisión, así que cada año, todavía se hace el radioteletón. 

Aquel primero que se hizo por la radio me tocó estar animando a la sociedad de la región a través del micrófono por unas 10 o 12 horas continuas. Fueron las primeras experiencias en la radio. Después llegó a Delicias Romántica 1180 y su gerente Carmen Meza me invitó a dirigir NN (Nuestras Noticias) y entré de lleno a ese mundo increíble de los medios de comunicación. 

Después en Radio Divertida, por muchos años tuve oportunidad de dirigir el noticiario donde, entre muchos políticos y funcionarios que acudían a entrevistas, tuve como invitado especial, todos los sábados durante ocho años, a un personaje del que aprendí lo que jamás en mi vida pensé que sería capaz de entender, manejar o de llevar a cabo. Poco a poco, sábado a sábado, abrevaba de él todo cuanto podía, pues su sabiduría era una fuente inagotable de conocimientos.

La gente estaba encantada con el programa, sobre todo el de los sábados con mi invitado especial permanente. Un día me empujó a buscar algo más allá de la radio y me dijo que tuviera confianza en mí mismo, que él creía en mí y que lo que había visto en esos años le dejaban claro que, con mis capacidades, era posible conseguirlo.

En esa ocasión participé como aspirante a presidente del Instituto Estatal Electoral (IEE) pero no se pudo y llegó al cargo un excelente abogado y amigo Julio César Santa Cruz, aunque luego tuve oportunidad de ser presidente de la Asamblea Distrital y Municipal del Propio IEE en Delicias, que resultó ser una excelente experiencia.

Tres años después volví a concursar para presidente del IEE en el estado, con la gran fortuna de, ahora sí, obtener el puesto y desempeñarlo durante nueve años. Nunca dejó de estar al pendiente, siempre se mostró dispuesto a dar consejo o la orientación que se le pedía. Era lector compulsivo, muy culto y sabio en la política, siempre dos o tres pasos adelante de los demás, al tiempo que se manejaba sencillo sin mayores pretensiones que la de ser y tener buenos amigos.

Fue objeto de traiciones y deslealtades, pero nunca las devolvió, supo asimilar y mostrar su verdadera dimensión: era mejor que ellos. Se conformó un gran equipo compuesto por jóvenes abogados y personal con experiencia electoral, de tal manera que salimos de ahí con la frente en alto.

Jacques Adrián Jácquez, Cesar Wong, Silvia Lechuga, Fátima Bribiesca, Luis Carlos Rivera, Alma Rosa Armendáriz, Victoria Portillo, Jaime Prado, Francisco Ernesto Durán, Carlos Carbajal, Carlos Altamirano, entre otros, hicieron el gran trabajo. Eran un equipo formidable, unido y confiable, de ellos el mérito.

Aunque ellos eran la fuerza creativa y operativa del trabajo, a mí me llenaba de orgullo ser el facilitador de que cada quien tuviera a su alcance lo necesario para hacer su trabajo. Por supuesto, había que supervisar y tomar decisiones.

Aunque siempre tuve a mi lado a mi gran mentor y maestro. Aquel invitado especial de los sábados a mi programa: Mario Tarango Ramirez (+) a quien tanto debo y a quien jamás dejaré de agradecer lo que hizo por mí en vida y ahora que ya no está, parte de mi deber es honrar su memoria.

Terquedades: Viene otra caravana. Numerosa y bien organizada. ¿Quién puede creer que se organizan solos, que vienen huyendo del hambre, del crimen y de sus malos gobiernos? ¿Qué quieren quienes los patrocinan?

Artículo anteriorAborto… amoral
Artículo siguiente¿Por qué no se cree en los políticos?