Benjamín Carrera (Representante Estatal de la SADER).- En toda la historia del México independiente, un cambio de sexenio fue sinónimo de inestabilidad, crisis, fractura económica… palabras que no combinan para nada con la atracción de inversión. Y digo que “fue” porque, el pasado 2024, un año que trajo consigo un cambio de administración, en realidad se llevó una medalla por marcar un nuevo máximo histórico en inversión extranjera directa (IED) registrando un incremento del 2.3% respecto al año anterior, 2023.
Además de no haber sido una hecatombe económica, es importante destacar que este récord nos muestra que, a pesar del cambio de estafeta presidencial, el gobierno federal sentó las bases necesarias para mantener la confianza de inversionistas internacionales, consolidando a nuestro país como un destino clave en Latinoamérica para depositar el capital extranjero.
Aun siendo año electoral en Estados Unidos, y muy a pesar de la gran especulación de la sucesión presidencial en ese país, hemos de decir que Estados Unidos se mantuvo como nuestro principal socio inversionista, aportando el 45% de los flujos totales de IED seguido por Japón, Alemania y Canadá.
De acuerdo con las cifras dadas a conocer no solo en medios, sino con la información de la Secretaría de Hacienda, el sector manufacturero fue el principal beneficiado con la IED, acumulando poco más de la mitad; esto nos da un panorama del importantísimo papel que juega México como proveedor de mano de obra especializada.
Este récord no es cosa menor, sobre todo cuando, en los hechos, queda de manifiesto que la posición de México en el escenario global como un centro de manufactura y exportación, se ha fortalecido aun en medio del fenómeno de relocalización de cadenas de suministro.
Por otro lado, como chihuahuenses hemos de sentir el orgullo norteño de que, en términos geográficos, nos encontramos dentro de las 5 entidades que lideran la recepción del capital extranjero, lo que, gracias a la apuesta de la administración federal por el fortalecimiento del país, permite avanzar en cuanto a generación de empleo, incremento al desarrollo y la captación de divisas.
Los beneficios de la IED permean a toda la economía impulsando el comercio internacional, incentivando el financiamiento de empresas y diversificando las oportunidades de empleo; esto a su vez se traduce en beneficios en cuanto a la necesidad de aprendizaje y tecnología, lo que aumenta la productividad de todos los factores productivos. Incluso para quienes podrían considerarse muy fuera de estos escenarios, los beneficios se ven reflejados para las y los consumidores domésticos en la obtención de más variedad productos a mejores precios.
La administración de la Dra. Claudia Sheinbaum ha hecho frente a los más inverosímiles desafíos que surgen del exterior, lo cual, dicho sea de paso, nos ha servido no solo para saber de qué estamos hechos, sino de lo que somos capaces y lo que como país valemos. México es un país atractivo, valioso y que tiene mucho que ofrecer, no en una sola dirección sino apuntando al mundo entero.
