Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- En la clase se recordó al peor cónsul de la historia en la relación bilateral: Woodrow Wilson, involucrado en el complot para asesinar a Madero, una humillación a Ken Salazar, ganada a pulso.
La comparación es premio por opinar sobre lo que sí le importa, pero que no le toca hacerlo por respeto y por diplomacia.
El presidente no se anduvo por las ramas y le dijo: La Secretaría de Relaciones Exteriores expresa su profundo extrañamiento por esta declaración del embajador Salazar sobre cuestiones internas que representa una acción inaceptable de injerencia contraviene a la ciudadanía de los Estados Unidos Mexicanos y no representa el grado de respeto mutuo que caracteriza las relaciones entre los dos gobiernos…
Al final, todo se resumió en un extrañamiento enviado a la embajada que debe llegar al Departamento de Estado en Estados Unidos.
El presidente tiene razón: si Ken Salazar piensa que el tema es su chango, hay que recordarle que no es su circo. Así que debe abstenerse de opinar en México o dejar la embajada para emitir opiniones en su casa en EU y sin ningún cargo.
Aquí tenemos autonomía y aunque haya líos, aquí nos arreglamos, bien o mal, pero solos y en familia.
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