Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Cuando Javier Corral, desde su pueblerina y paupérrima educación, se codeó; verbigracia, el congreso, con la encopetada y libresca pedantería, su natural y supina ignorancia canallesca gestó el embrión del chantaje con llanto espontáneo, mentira a flor de piel y la traición como escalera propicia.
Corral en otro cause seria envidia de Molière, Fernán López, el mismo Lope De Vega y hasta Shakespeare.
En las cámaras su histrionismo encontró tesoros como el abuso de las televisoras para la crítica de lo nuevo y lo viejo de la política plena de vicios y virtudes; incluso, con fingido heroísmo y, a veces, las más, con flaquezas corruptas, pero, sin duda su mejor ocasión, fue en la campaña para gobernador, cuando supo burlar a la sociedad con el espejo de su vida de sombras que refleja desde su entraña vomitiva su inconforme ser, que fue capaz de crear la farsa “Justicia para Chihuahua”, que le bastó para ganar; con dinero sucio de innombrables ex, un odio gratuito de Osorio y el intercambio de dinero por prebendas con García Luna.
Ya empoderado persiguió y consignó inocentes, pero ignoró la ley que, de entrada, los presume inocentes y obliga a una vía legal, que en su demencia violó y, por ende, el indiciado se convirtió en víctima; además, la tortura, la extorsión y la negativa de medidas cautelares… Y, de colmo, un escatológico sistema para disfrutar en circuito cerrado desviados placeres.
Javier refrendó que el pecado no tiene castigo, pero olvidó que el poder se acaba y aparecen las consecuencias. Así es Javier: Ha llegado el tiempo de pagar.
Posdata.
Lope de Vega: Dramaturgo español.
Fernán López de Yanguas: Farsa Sacramental
Molière: Las preciosas ridículas
Shakespeare.- El mejor dramaturgo de la historia.
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