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Los otros datos

Jorge Quintana Silveyra.- La respuesta del hoy presidente de la República  a las estadísticas y a las encuestas siempre ha sido, yo tengo otros datos, desde sus incursiones en la política nacional buscando ser presidente de México; en otras épocas, la respuesta a la evidencia de que no ganaría las elecciones, su insistencia era constante: yo tengo otros datos.

Cuando el INEGI publica los resultados de alguna encuesta nacional midiendo indicadores importantes para la vida nacional, es frecuente que su postura, la de AMLO, sea minimizar la importancia de los resultados y afirmar que él tiene otros datos.

La publicación y difusión de los resultados sobre la pobreza en México, por el CONEVAL, en la semana anterior, también demostraron el crecimiento de la pobreza y el creciente deterioro de la prestación de servicios de salud a la población abierta, así como el aumento de población sin servicios de salud, problemática que los responsables del INSABI, no resuelven. A estos resultados, el presidente también respondió: tengo otros datos.

La realidad nacional no está presente en el imaginario del presidente, el país que él dice gobernar, es otro, muy diferente al nuestro, a la realidad de los mexicanos.

En cada rubro de la economía, la sociedad, el desarrollo social, la educación, la investigación científica, la violencia, la inseguridad, el presidente tiene otros datos.

Entonces las consecuencias de la indolencia y la ignorancia de quien dice gobernar, nos van a llevar a una catástrofe sin precedente. 

La insistencia de mantener la producción de energías sucias y obstaculizar el desarrollo de energías limpias, en una política de desacreditar al régimen anterior, solamente nos llevará a colaborar con la destrucción del medio ambiente.

Las consecuencias de estas políticas del siglo pasado las estamos viviendo en todo el mundo y al presidente estos datos no le interesan.

Total que si seguimos por este rumbo, vamos a pagar muy caras las consecuencias de la frivolidad presidencial y de los integrantes del gabinete federal, que están más preocupados por demostrar su obediencia a ciegas que por comprobar su capacidad intelectual y competencia para el desempeño de sus encargos. Negar la realidad es condenar al país al fracaso.

¿Será que la Cuarta Transformación es el proyecto de una nación en el subdesarrollo y en la pobreza? No dudamos de la existencia de intereses que quisieran que las cosas permanecieran como en otras administraciones y mantener el status privilegiado que durante años recibieron.

Pero lo que no podemos admitir es la negación de la verdad, de la realidad que vivimos y tenemos que recordarle al Presidente que es el mandatario de los habitantes de México y que por lo tanto, su obligación fundamental es servir con eficiencia y capacidad, que honestidad es también ser congruente con la realidad, no inventar una realidad para conveniencia personal.

La peor desgracia de un pueblo es tener gobernantes soberbios y alejados de la realidad que viven sus gobernados. Muchas desgracias lleva en su haber la humanidad por este tipo de gobiernos.

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