Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Besó la mano, es lo que está de moda, dobló rodilla, se confesó, cumplió la penitencia. Ya sin pecados, sacó la carta de peticiones y ofrecimientos. Primero, pidió ayuda por el descuento en las participaciones; luego, para agilizar el paso de los tráileres a Texas; enseguida, para que no le canalicen tanto migrante al estado, y, al último, ofreció destrabar el asunto de los libros, al que los profes le echaron gasolina a la lumbre. Ganó AMLO, perdió Maru, que no sintió lo duro sino lo tupido.
Corral la trajo de un ala o como perrito en el periférico, pero ahora, no se le cobra, porque no puede. Si se lo topa, lo abraza mientras patea hacia atrás a los amigos.
Tiene ganas de venganza, se la deben. Y como su verdugo no está disponible y el coraje no se baja y exige salir, pues hay que liberarlo pegándole al disponible. Pensará: ni que le debiera tanto.
Nos quedamos con la duda de si habrá hecho un acuerdo parecido al que deben haber hecho Del Mazo, o Murat, Fayat o Carreras… Y muchos otros. Hoy Maru Campos debe pensar: César Duarte no tiene por qué estar en prisión.
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