Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Hay decisiones que exigen el uso del sentido común de quienes dirigen un país. Los Jueces, Magistrados y Ministros son de especial cuidado en su elección, algo que Andrés Manuel no comprende o no quiere entender, por odio o deseo de venganza.
México tiene un sistema judicial imperfecto en sus órdenes federal, estatal y municipal. Hay corrupción en los dos primeros y ausencias en el tercero. La reforma urge para combatir la corrupción e impulsar jueces del orden municipal para que sean resueltos los asuntos menores que saturan juzgados.
Los concursos de oposición en universidades y/o Colegios y Barras de abogados son una opción para elegir ternas y con apoyos del Poder Legislativo federal o estatales, elegir a los mejores para cada posición. La garantía del conocimiento y la experiencia son indispensables.
Elegirlos bajo tutela partidista, pondría en riesgo la justicia y alentaría la corrupción en perjuicio de los ciudadanos. Los inversionistas nacionales y extranjeros no podrían percibir confianza o certeza en la impartición de justicia.
Además, se olvidan de la parte más corrupta del sistema: unos por necesidad que son los defensores de oficio y los otros por ambición y abuso de poder. Pertenecen al Poder Ejecutivo y son lo más podrido: es el ministerio público que, por cierto, sigue el ejemplo de los fiscales.
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