Lic. Héctor Ramón Molinar Apodaca.- Miles de mexicanos protestaron contra la corrupción, y miles de los que denunciaron a los políticos corruptos fueron asesinados o desaparecidos. Ya suman millones de protestas desde el año 1968, cuando el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz arremetió contra los estudiantes en la sangrienta matanza de Tlatelolco.
La difundieron como un acto patriótico del gobierno, pues los estudiantes asesinados eran ¡comunistas!, así se justificó la brutalidad en los medios comprados y desgraciadamente hubo quienes creyeron tal infamia.
Cuando le arrebató el triunfo de la Presidencia de la República Felipe Calderón, al entonces candidato Andrés Manuel López Obrador, a través del fraude electoral apoyado por Vicente Fox, hubo reacciones en todo el país, que rechazamos la imposición del gobierno que emanaba olor a corrupción.
El Instituto Federal Electoral otorgaba el triunfo al nuevo presidente, que durante seis años pactó con el crimen organizado, según denunciaba la reconocida periodista Anabel Hernández.
La periodista autora de diversos libros de investigación sobre los “Señores del Narco” -como titula uno de sus libros-, en 2011 denunció en televisión nacional que el entonces secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna, ordenó su asesinato. En 2012 salió publicado su libro bajo el título “México en llamas, el legado de Calderón”, cuyo contenido saca a relucir lo que en la actualidad se investiga del sujeto criminal detenido en los Estados Unidos y que además es millonario de manera inexplicable.
Volviendo al tema de los mexicanos ofendidos por la corrupción y que somos una gran mayoría, tuvimos que tolerar y soportar a Enrique Peña Nieto, que continuó como sus antecesores, pero al estilo del PRI, corrompiendo a sus “adversarios” que aprendieron rápido a ser iguales o peores pero bajo las siglas del PAN. La diferencia en el PRI es que comparte parte de los millones que roba, mientras que el PAN roba pero no comparte.
Actualmente el ex director General de Pemex Emilio Lozoya, ha solicitado colaborar con la Fiscalía General de la República, a cambio de reducir las penas y delitos por los que se le acusa y da a conocer algunos nombres que al parecer recibieron millones de pesos, tan solo por votar a favor de la Reforma Energética.
Entre ellos Ricardo Anaya siendo presidente del PAN y diputado plurinominal; y José Antonio Meade, quien desempeñó diversos cargos importantes en las secretarías de Hacienda, Relaciones Exteriores y Desarrollo Social durante los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Desde luego que como se esperaba, estos políticos y otros más señalados por el también corrupto Emilio Lozoya, han manifestado que “es falso” todo lo que les imputa el exfuncionario de Pemex. Pero curiosamente nadie de ellos detectó tales anomalías de tan solo una dependencia como Pemex. Increíble que ningún expresidente haya notado la existencia de huachicoleros y el enorme negocio ilícito con los hidrocarburos. ¿A quién le creemos?
Recordemos aquella reunión entrevista a nuestro actual gobernador del estado, Javier Corral Jurado, cuando públicamente dijo las siguientes palabras: “El Congreso se maneja con dinero, además de la dieta que tenemos los legisladores, los legisladores recibimos una serie de arrimadijos… que van haciendo una bolsa impresionante de recursos. Y se llegan a dar compensaciones por voto, recibe uno en sus cuentas bancarias y después las tiene uno que andar descargando, oye yo no voté por la energética ¡ah! Entonces te lo quitamos”… Igualmente en una entrevista de radio, en corto, nos comentó: se sobornó con tres millones de pesos para cada diputado, que votó a favor del aumento del IVA en la frontera.
La honestidad y claridad que refleja en sus declaraciones nuestro gobernador, no es ninguna novedad en su persona, pues siempre lo ha sido. Lo mismo que ocurre con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador; aunque son de diferentes partidos políticos, pero ambos han denunciado actos de corrupción. El que esté en la cárcel César Duarte se debe a la investigación realizada por el actual gobierno del estado.
En 2015 y 2018, el gobernador Javier Corral denunció a Ricardo Anaya como un servil de Enrique Peña Nieto, así como la compra de votos para ganar la dirigencia nacional del PAN. Ahora que lo señala Emilio Lozoya no existe diferencia alguna para distinguir al corrupto como tal.
El excandidato a la presidencia se defiende haciéndose pasar por inocente, pero habrá que probar de lo que se le acusa. La duda está en que en su propio partido fue exhibido como un vulgar ladrón de cuello blanco.
La semana entrante continuaré mi relato sobre los corruptos del sistema político mexicano.