Doctor Omar Bazán Flores(*).- Los gobiernos estatales y municipales deben aplicar modelos de gobernanza en los que se privilegie la gestión sostenible de residuos a través de una economía circular, para contribuir a mejorar la calidad de vida y el bienestar de la ciudadanía.
Los gobiernos que implementan estos modelos contribuyen a la protección del medio ambiente, la creación de empleos, el ahorro de recursos naturales y la mejora de la salud pública, lo que asegura un futuro más equilibrado y resiliente para todos.
Tal y como lo sostiene Cristina Cortinas, quien además asegura que muchos gobiernos se proclaman impulsores del desarrollo sostenible, pero que el principal requisito es la aplicación de una economía circular que evite o reduzca la generación de residuos.
En su análisis, explica que a nivel municipal se deben establecer prácticas ecocirculares en los sectores económicos, que reduzcan la generación de residuos y faciliten su gestión.
Recuerda la especialista que desde 2003 nuestro país cuenta con una Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR), centrada en evitar su generación y en aprovechar como recursos o en valorizar los que no se puedan evitar.
En pocas palabras, eleva el mandato de no permitir la disposición final de residuos susceptibles de aprovechamiento o valorización y sujetos a planes de manejo.
Lo cual, entre otros, se previó alcanzar mediante el diseño y aplicación de planes de manejo consistentes con lo que hoy persigue la economía circular: rediseño de productos, reparación, reutilización, remanufactura y reciclaje para incorporarlos como materiales secundarios en la fabricación de nuevos bienes.
Lo anterior, sin dejar de lado la aplicación de la gestión integral sostenible para el manejo de los residuos que no sean susceptibles de aprovechamiento o valorización por tales medios.
En este sentido, el hecho de establecer cierres de ciclos de vida de los materiales y proyectos, se apuesta por un mejor futuro, partiendo de que se debe regular el aprovechamiento de los residuos de alimentos y prevenir su desperdicio; asimismo, dictar medidas para que los generadores prevengan la generación de residuos y para propiciar su aprovechamiento y valorización.
Promover e implementar los instrumentos de gestión, planeación, inspección, verificación y control, que favorezcan la prevención de generación y la eficiencia de las actividades, gestión de residuos y economía circular, fomentar el aprovechamiento y la valorización de materiales contenidos en los residuos, al impulsar el mercado de subproductos.
Los gobiernos que implementan políticas de gestión sostenible de residuos y fomentan la economía circular contribuyen al cumplimiento de objetivos internacionales como los de la ONU.
A través de una gestión más eficiente de los residuos y la promoción de un modelo económico circular, los países avanzan en la lucha contra el cambio climático, reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero derivados de la producción y eliminación de residuos.
En este sentido, los gobiernos juegan un papel clave en educar y fomentar la participación de la ciudadanía en la reducción de residuos, el reciclaje y el consumo responsable. Esto no solo mejora la eficiencia de los programas de gestión de residuos, sino que también genera una cultura más sostenible y consciente de la importancia de la economía circular.
La economía circular fomenta el uso más eficiente de los recursos al maximizar la vida útil de los productos, lo que reduce la necesidad de extraer nuevos recursos naturales.
Los gobiernos que promueven estos modelos ayudan a disminuir la presión sobre los ecosistemas y a conservar los recursos disponibles.
(*) Rector del Instituto Estudios Superiores de Chihuahua