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Las camas en hospitales

Daniel Valles.- Los temas se acumulan. Algunos son serios, delicados, otros son electorales y unos más electoreros. Mediáticos.

El regreso a clases de la población estudiantil del país no dejará de estar presente no solo en el imaginario sino en la realidad de las familias mexicanas.

Son millones de estudiantes y miles de familias las que a partir del 24 de agosto próximo retoman una nueva realidad escolar que hasta el momento es muy incierta. Se esperan noticias al final de esta semana.

Sin que sea menos importante, sino todo lo contrario, está la pandemia de la que no hemos dejado de hablar un día en todo lo que va del año. En nuestro país, especialmente desde mediados de marzo cuando se presentó la primera víctima fatal del Coronavirus.

La opinión pública como que ya perdió la capacidad de asombro y reacciona con frialdad ante el número de muertos y contagiados. Ya hasta los periódicos de la Ciudad de México que a diario presentaban la numeralia del Covid, dejan de hacerlo. Sin embargo, sabemos que han fallecido 55 mil 894 personas y 529 mil 177 se han infectado.

No faltan camas, es ahora la frase que se trata de impulsar para que se estacione en la mente de la gente, en la opinión pública. Existen en el país 68% de las camas disponibles para tratar a los enfermos.

No faltan camas, pero no faltan personas enfermas. Falta que éstas vayan a atenderse a los hospitales. Pero la gente se ha dado cuenta que es ahí, en los hospitales, donde la gente fallece. Los decesos en instalaciones del sistema de salud representan 88.62% del total registrado por el virus en el país.

Son 47 mil 792 víctimas mortales registradas en hospitales públicos Covid, representan 88.62% del total de muertos que acumula la pandemia en México, desde el 18 de marzo pasado, cuando se registró el primer deceso. El otro 11.38%, es decir, seis mil 137 muertos, ha dejado de existir en sus domicilios, según la contabilidad oficial.

La gente hace lo imposible por no ir a un hospital. Aunque la necesidad sea otra. Saben que el lugar más factible para infectarse de Covid es, precisamente, un hospital.

Por otro lado, en los hospitales no se acepta a todas las personas que sí asisten cuando creen que deben atenderse. Esto de acuerdo a una investigación periodística realizada por Andrés Becerril de Excélsior, quien reporta que los pacientes con cierta sintomatología de coronavirus no son admitidos en un hospital en una primera visita. No les hacen la prueba para saber si son portadores del virus.

Son enviados a su domicilio, donde permanecen, en algunos casos consumiendo paracetamol para los malestares y quizá se alivie. Hay casos documentados que empeoran y cuando son admitidos en las instituciones públicas ya es demasiado tarde.

Otro factor que se ha detectado en el sector Salud es que hay personas con síntomas severos del virus, como diarrea, dolores conocidos como cuerpo cortado y fiebre, que prefieren atribuirle esos síntomas a otro padecimiento y no acuden a un médico. Cuando lo hacen y son hospitalizados con diagnóstico de Covid-19, la situación es muy grave para revertir el daño y mueren.

En el reporte que dio la autoridad de Salud menciona la disposición de camas de hospitalización. Detalló que, de 31 mil 615 camas totales, están disponibles 18 mil 860 y se encuentran ocupadas 12 mil 755, el 40% del total. Al parecer esto es lo que más importa dar a conocer. Sí hay camas, sí hemos podido manejar la pandemia. La realidad es bien diferente.

De haber sido bien manejada, no estaríamos en agosto ni tendríamos una estadística que en número de víctimas fatales e infectadas asciende diariamente. El daño habría sido menor, la cuarentena no habría sido triple, como le hemos tenido. De la que no hemos salido.

El hecho de que la opinión pública se aligere, no es síntoma de que ya salimos o de que la pandemia ha disminuido. Para nada. Solo que ahora el mensaje y la cobertura es otra. Que se mueran los que se tengan que morir parece ser la consigna. La vida tiene que seguir.

Del otro tema, de la denuncia de Lozoya contra Peña Nieto y Videgaray, habrá de verse si el ruido que se pretende hacer corresponde a las nueces que dicen van a tener.

Algo que el fanatismo ya celebra y el realismo histórico del país provoca un gran escepticismo. Así El Meollo del Asunto.

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