Soc. Omar Jesús Gómez Graterol.- Es motivo de optimismo entre los mexicanos la alta conformación de “Asociaciones Vecinales” que por todo el territorio nacional se está produciendo. Significa que la ciudadanía, al menos en el ámbito local, quiere ir más allá de una “Democracia Representativa” donde el elector, cada determinado tiempo, elige un candidato cercano a sus creencias, pensamientos o valores; esperando que en el periodo de la regencia de éste se cumpla con agendas afines a sus expectativas.
En efecto, se evidencia una auténtica disposición del ciudadano por involucrarse en asuntos comunitarios que le conciernen y, de una forma u otra, afectan su vida, por lo que estamos frente a un contexto que se pudiera aproximar a una “Democracia Participativa”.
Sin embargo, para que estas entidades puedan cosechar frutos no deben perder de perspectiva que su razón básica y fundamental de existir es el SERVICIO AL VECINO.
Es decir, la atención a los residentes que ocupan el área geográfica que les corresponde y por el lapso que se les haya confiado la responsabilidad de fungir como garantes de la prosperidad de dicho asentamiento humano. Por lo expuesto, es importante considerar ciertos elementos que les permitan lograr una gestión exitosa.
Ha de tenerse presente que el propósito de dichas agrupaciones es buscar que el interés colectivo prime sobre el individual. Nadie se debería postular a las mismas pensando únicamente en resolver sus problemas particulares o satisfacer sus ambiciones personales.
Por lo tanto, se trata de perseguir el bienestar social ejecutando actividades que beneficien a la generalidad de los pobladores de un determinada colonia o fraccionamiento.
Asimismo, es necesario destacar que estas modalidades organizativas en los vecindarios no son partidos políticos o representantes de instituciones religiosas. Es indispensable que mantengan claridad acerca de su naturaleza y sus funciones.
No es raro encontrar grupos que valiéndose de las ventajas que se les confieren comiencen a efectuar labores de proselitismo y adoctrinamiento en pro de bandos en la política, posturas ideológicas o confesiones espirituales.
Cuando lo indicado sucede, inevitablemente se comienza a discriminar a quienes no se identifican con sus tendencias o convicciones, de modo que fracturan las relaciones de sana convivencia vecinal. Ante esta situación, los que habiten la vecindad a la cual se dirigen sus acciones tienen que estar alertas y prevenir así ser objeto de manipulaciones.
La discreción, es otro factor resaltante en una administración saludable, se tendrá acceso a información sensible sobre personas o familias de los sectores que se atienden y que, por su talante, tiene que ser manejada con diplomacia (exceptuando aquellos casos que pongan realmente en peligro la seguridad comunitaria).
Un buen principio sería no hacerle a los demás lo que no nos gusta que nos hagan a nosotros. De manera que se debe evitar filtrar contenidos que dañan o ponen en situaciones vulnerables a alguno o algunos, por chismes o por complacencia a entes ajenos a los intereses de la comunidad.
En países con regímenes totalitarios o dictatoriales se tiende a utilizar las mencionadas organizaciones con el fin de captar datos que ayuden a someter a la población. En tal sentido, a través de estos se persigue identificar a los que simpatizan o no con el Estado y, lo que es peor, otorgan los beneficios sociales en función de los adeptos o no al gobierno de turno.
Es conveniente también que los que conformen equipos bajo esta figura se aseguren de suministrar noticias con contenido veraz y auditable de las operaciones que realizan y de los recursos que reciben.
Aunque siempre habrá gente que critique o calumnie, en torno a las tareas hechas, los informes oportunos y comprobables en relación de las iniciativas que se adelantan favorecerán el logro de los objetivos y metas que se plantean, además de mantener abierto el diálogo entre ejecutores y destinatarios de los trabajos desarrollados.
Por último, es recomendable definir una misión y visión, así como un plan de acción (adecuadamente fundamentado en un correcto diagnóstico de la realidad sociocomunitaria y formulado en conjunto con los beneficiarios) que puede subdividirse en proyectos y programas.
Son abundantes las experiencias negativas de vecinos que teniendo buenas intenciones fracasaron en atender a sus comunidades por carecer de un procedimiento sistematizado que los guiara. Al respecto, hay agentes públicos y privados que adiestran en la materia por lo que conviene solicitar formación en los temas señalados.