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La vida no vale nada

Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- Esta mañana estaba perplejo, viendo por televisión los daños del huracán Ian en Fort Myers, cuya devastación nos lleva a reflexionar sobre la vida que cada uno decidimos llevar. 

Al escuchar a una periodista, que siempre he admirado, María Antonieta Collins, decir que como personas nos pasamos, no todos, la vida buscando tener cosas materiales y luego llega un imprevisto y todo lo hecho desaparece. Es cierto, lo único que tenemos con certeza es la muerte, por eso creo que deberíamos analizar cómo pasar nuestra vida. Y decidir entre ser o tener.

Es la temporada de huracanes, dicen los expertos, y, uno, como simple mortal, se pregunta ¿cómo es que se provocan? La más sencilla explicación que hallé: La temperatura del mar tiene altibajos y si es muy alta, su naturaleza trata de dispersar ese calor y se apoya en los vientos. Por lo que a mayor temperatura, mayor fuerza del viento.

El Ecuador es la zona más caliente del planeta, en su parte más cercana al norte y de ahí traslada el calor a la zona más fría. Y uno se pregunta ¿por qué no hacia el sur? La respuesta es que la zona cálida del hemisferio sur, en el mismo Ecuador, es menos caliente que la del norte.

Una temperatura de 30 grados es más que propensa para que con los vientos se forme el huracán y como un motor de energía, entre más calor en el agua, lo intensifica, como fue el caso, al entrar al Golfo de México, que encontró el agua con temperatura de 31 grados, arreció sus vientos hasta 250 km por hora. El presidente Biden estará el miércoles en Florida para evaluar daños y tomar decisiones de ayuda para mitigar el dolor de los que perdieron todo.

En México andamos ocupados en la política y se atiende a cuenta gotas a los desplazados por el crimen organizado, a los que sufrieron pérdida por sismos o por tormentas, deslaves y otros fenómenos. Bueno, hasta el Fondo de Desastre Naturales desapareció, también el Fondo de Enfermedades Catastróficas que tenía el Seguro Popular lo borraron de un plumazo. ¿En qué diablos estaremos pensando? ¿De verdad nos interesa más la política que la vida misma?

Los jóvenes de Ayotzinapa fueron víctimas de la corrupción en el país. Eso es demostrar que los intereses de los políticos fueron más importantes que hacer justicia por la vida de esos 43 seres humanos.

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