Dr. Arturo Castro.- La dominación política es parte de una situación en la que alguien da órdenes y el otro obedece, parece y lo es un ritual en la política mexicana, sucede en todos lados, todo el tiempo, nadie escapa a ese escenario en un lado o en otro.
La política pertenece a los partidos estructurados y organizados para competir electoralmente con su posición ideológica y sus candidatos, no tiene nada de matemático, el azar es recurrente a todas horas.
Las campañas políticas verdaderas y aquellas que no lo son por aquello de la evasión legal, simplemente porque fuera de los tiempos electorales te entrevistan para dar lugar a grandes espectaculares de campaña que no es campaña, pero sí lo es.
Igual la historia la cuentan los ganadores o mejor aquellos que ostentan el poder para imprimir su versión de los hechos en una conveniencia de poder por el poder mismo.
La sociedad cree lo que le dice el gobierno, las redes sociales, las fake news, el vecino y lo peor, su representante político de cualquier nivel gubernamental o legislativo.
La mentira viene de los griegos en relación a la mitología que cuenta historias extraordinarias de animales cruzados con humanos como aquella sirena que le cantaba a Ulises en la Odisea de Homero.
La mentira es recurrente sin tener dueño, el partido de Morena solo la retoma de sus antepasados, argumentando ser diferente cuando actúa y camina de la misma forma, convirtiéndose en un chantaje social que no permite debatir entre creer y no creer.
Porque se cree lo que dicen las noticias, lo que se habla en una celestial mañanera, lo que chairos y fifís externan, ese pueblo sabio y bueno, Don Carlos Slim y el enemigo contratado para tal función que nunca habla porque se presta para ello, un tal Claudio X. González.
Solo basta recordar que quien destapa a la corcholata mayor es el presidente de México y quien destapa a la candidatura contrincante es él mismo, tiene no uno, varios sartenes por el mango, promocionando aquello del que se mueve no sale en la foto o se va al bote en referencia a Alejandro Moreno, presidente del partido que gobernó 77 años este país.
La sociedad tiene lo que tiene que creer, lo que le vende la ciencia que inventa pandemias, lo que ofrece el gobierno en eso de los trenes turísticos sin pensar en ese pueblo bueno y sabio que no tiene para la rutera, menos para un tren maya que arrasó con la selva sin temor a los ambientalistas que fueron flor de un día.
Se cree porque se facilita negar el análisis de las cosas y de los momentos de vida, es mejor la tranquilidad que ofrece la falta de preocupación por resolver ese estilo de vida personal que solo brinda el estudio y el trabajo.
La sociedad cree lo que tiene que creer y el momento actual es de una comunicación asertiva para conducir las actitudes hacia el reconocimiento de lo que se hace y el desconocimiento de lo que no sucede.
Creer en la mentira verdadera es una calamidad, lo fue antes de hoy y lo será mañana como mandato de un destino cierto para unos e incierto para los más.
