Inicio Perspectiva La Princesa Claudia

La Princesa Claudia

Dr. Fernando Antonio Herrera Martínez.- El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo en Mérida, Yucatán, que el derecho a marchar el domingo era un derecho y una conquista de todos, pero parece que Claudia Sheinbaum tiene otras ideas, para que se vea que no es tan obediente y con tal de estorbar la marcha del domingo en defensa del INE, recordó las contingencias de la Megalópolis y decide activarlas para molestar a los activistas impidiendo que utilicen en buena parte sus vehículos.

Para sus fines regaló su “bella” sonrisa a los miembros de la Comisión Ambiental de la Megalópolis y logró con su reconocida femineidad que se decretara para este domingo “contingencia por altas concentraciones de ozono”, lo que supone restricción de circulación de vehículos y limitación de actividades al aire libre.

Traviesa la bella Claudia, al igual que en sus tiempos de huelga en la UNAM, cuando su pareja Imaz era el líder que robó dos años a los estudiantes de la máxima casa de estudios del país. Ahora, divorciada y más bella que nunca, se atreve a desoír a AMLO y lejos de las facilidades prometidas por el viajero frecuente se atraviesa en la marcha intentando que con ese incordio acudan menos. ¡Fracasará!

La marcha, sin duda, será histórica y marcará un impasse(*) en el camino al minimaximato que AMLO sueña. Las ciudades más importantes o principales del país serán la sede de la primera manifestación social, ahora en defensa del INE, pero no será la última, sino el inicio de un despertar social dinámico dispuesto a frenar al hombre que perdió sus ideales, si los tuvo, y los cambió por el deseo insano de poder y de imitar a los ídolos de barro como Hugo Chávez (+), Ortega y los Castro, de Venezuela, Nicaragua y Cuba.

Hay un México que ya se unió antes, para las tres -nunca cuatro- grandes transformaciones y para los daños por terremotos y la pandemia, entre otras desgracias que nos han puesto en movimiento recordándonos que somos un solo país.

Este es otro de esos momentos que nos exige la unidad como el único medio de parar, con determinación, las locas aspiraciones de apoderarse del poder de un hombre de lucha y de tenaz persistencia que alcanzó la Presidencia, pero luego perdió piso, oyó el canto de las sirenas y se creyó indispensable, y en su decálogo(**) gritó a los cuatro vientos que: 

1.- No mentiría.

2.- No robaría y 

3.- No traicionaría al pueblo. 

Este domingo empezó la lucha para echarlo fuera y demostrarle que hay mucho México.

(*) Diccionario Panhispánico: situación de difícil e imposible resolución o en la que no se produce avance, e incluye: parteaguas.

(**) Un decálogo es un conjunto de normas o consejos ‘que, aunque no sean diez, son básicos para el desarrollo de cualquier actividad’, tal y como señala el diccionario académico.

(+) 5 de marzo del 2013