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La política necesita una reingeniería

Juan Martín Bravo.- La crisis por la Covid-19 ha significado una gran transformación para muchos sectores, que se han visto obligados a adoptar herramientas del presente y replantear su manera de operar, en un proceso que se conoce como reingeniería. Así ha sido para comerciantes, universidades y multinacionales, acercándose más a las herramientas digitales.

Yo quisiera que la política caleña se transforme bajo el mismo principio, hacia un foco distinto. El Papa Pío XI decía que la política es el arte de servir con amor, pero hoy parece más el arte de servirse. Muchos entran a la política a llenar sus arcas, no a ayudar, no a servir, menos a amar.

Los funcionarios públicos están entre los empleados de aquellos pocos sectores que no han dejado de percibir ingresos en esta crisis, y es lamentable porque no estamos trabajando ni la mitad de lo que trabajábamos antes. No estamos esforzándonos lo suficiente para apoyar a la ciudadanía en este momento, cuando más necesitan a la clase política. Y aquí invito a mis colegas a trabajar con más fuerza.

Los proyectos buenos y necesarios para Cali, que fortalecerán el desarrollo de la ciudad y la región, requieren del trabajo mancomunado entre el sector empresarial y el público. El gobierno de Cali debe apostar inmediatamente por la universidad distrital y el tren de cercanías, y convertir a la ciudad en un clúster de desarrollo tecnológico, apostando directamente a la cuarta revolución industrial.

Esta es la reingeniería a la que me refiero, y podemos aprovechar para transformar a Cali aprovechando una ola de nuevos líderes de la ciudad.

Las nuevas caras del deporte como la pesista Leidy Solís, la judoka Yuri Alvear, el corredor Óscar Tunjo y el futbolista Duván Zapata, y del emprendimiento como Simón Borrero, cofundador y CEO de Rappi, la primera empresa colombiana que superó el valor de mil milones de dólares, son una señal de que el cambio generacional está presente y marcando una nueva época.

La política debe actuar, apoyar la reactivación de la economía de la ciudad. Si no, Cali corre el riesgo de convertirse en Sodoma y Gomorra, destruida por sus propios habitantes. Hay manera de hacer un mejor trabajo social sin ser asistencialista, generando estrategias de educación, y educación hacia el trabajo, para poder llevar a Cali adelante.

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