Inicio ASI ES CUATO La permisión del aborto: una autorización para matar

La permisión del aborto: una autorización para matar

Lic. Maclovio Murillo.- Bajo una falsa idea de respeto a la libertad de elegir, el grave delito del aborto que implica privar de la vida a los inocentes todavía no nacidos (que son seres indefensos y parte de la creación divina), ha sido despenalizado y de cierta forma legitimizado, por reciente resolución la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Se trata de una acción perversa y oprobiosa de quienes debieran pugnar en todo momento por la máxima protección de los derechos humanos, pues llamando “Interrupción del embarazo”, a lo que con todas sus letras es un homicidio, en un ejercicio de ponderación inadecuado,  irracional y carente de los valores básicos, han decidido privilegiar el derecho a decidir de la mujer, sobre el derecho a la vida misma. 

Nadie en su sano juicio alega que la mujer o los matrimonios no puedan, de manera  consciente e informada, decidir libremente  el número de hijos y tiempo prudente para tenerlos, de conformidad con sus particulares preferencias, sus condiciones socioeconómicas y plan de vida que se hayan trazado, utilizando inclusive los medios que razonablemente tengan a su alcance para cumplir ese fin, pero lo que definitivamente no es ético, moral ni racionalmente admisible, es que una vez que se produce el milagro de la fecundación y luego la gestación, se interrumpa el embarazo mediante medios violentos ejercidos sobre un ser que ya constituye una vida humana y que se encuentra totalmente indefenso. 

Se han aprobado leyes que por ejemplo castigan penalmente al mal trato de los animales, sin embargo, a contrapelo del principio de máxima protección de los derechos de la humanidad en general, se aprueba terminar con la vida de inocentes seres humanos que por encontrarse indefensos en periodo de gestación en el vientre de su madre,  debieran protegerse.

En estos tiempos, si alguien tiene el deseo de terminar con su propia vida a través de la eutanasia, no puede hacerlo con asistencia de un médico, pero si puede obtener ese auxilio para terminar con la vida de un inocente a quien no se le ha preguntado si desea vivir. Y no es que creamos que sea correcta y justificable  la eutanasia, sino que, al contrario, para ser congruentes con el respeto a la vida, en ambos casos debiera prohibirse y desalentarse a través de medidas necesarias como es su penalización.

La Organización Mundial de la Salud, estima que cincuenta y seis millones de abortos inducidos, se practican anualmente en todo el planeta, obviamente, sin consecuencia penal alguna.

Pero si alguien priva de la vida a una mascota, ahí si, va a la cárcel.

Consideramos que al autorizarse el aborto, los señores Ministros de la Corte Suprema de México, se equivocaron e incumplieron con su deber constitucional de mirar por el bien de la nación y del pueblo entero, pues protegen sólo a minorías cuya mentalidad es ir contra lo mayormente sagrado que es la vida humana. 

En consecuencia, el pueblo de México debiera ponerse de luto y demandarles su inmediata renuncia por ese acto inmoral y éticamente indebido e inclusive vergonzoso, ya que a partir de decisiones como esa, indudablemente existirán condiciones para que se incremente exponencialmente la práctica del aborto que no es otra cosa que un homicidio, irradiándose  así, un desprecio absoluto por la vida humana que repercutirá en la cauterizacion de la conciencia, creándose un campo fértil para una sociedad irreverente e irrespetuosa de todo valor y principio fundamental.

¡Así es cuánto!

Lic. Maclovio Murillo Chávez.