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La Parroquia y su economía

Padre Mario Manríquez.- Hermanos, el día de hoy les comparto la opinión de Alberto Gonzales, quien nos invita a reflexionar sobre cómo se puede apoyar la economía de nuestra comunidad parroquial en estos tiempos tan difíciles.

¿Cómo se sostiene económicamente tu parroquia? Ordinariamente la iglesia diocesana de nuestra ciudad obtiene su sustento desde las aportaciones voluntarias que se realizan semana con semana, ya sea a través de las ofrendas, sacramentos o estipendios directos a la parroquia.

El día de Pentecostés, el 25 de mayo de 1969, fue publicada la “Sexta Carta Pastoral” que promueve una renovación diocesana “en ciertos aspectos económicos”. Ahí señala dos aportaciones anuales por familia que sustituyen totalmente los donativos acostumbrados en ocasión de los sacramentos, esto con el fin de que cualquier fiel cristiano se acerque a solicitarlos desligado de lo económico, dadas las circunstancias de esa época.

La Iglesia juarense siempre se ha distinguido por su solidaridad y compromiso hacia las construcciones de templos, del Seminario Conciliar y demás obras. La kermesse tradicional, la venta de comida, bailes y rifas han sido actividades recaudatorias que han forjado de alguna manera la forma de subsistir de esta iglesia.

¿Quién no recuerda anécdotas de sus abuelos y abuelas concursando como “Reina de la Parroquia” para pasar al concurso de “Reina del Seminario”? ¿A cuántos de nosotros nos han impulsado para colaborar en la tradicional kermesse del Seminario? ¿Qué juarense no ha probado las gorditas y enchiladas del día de San Lorenzo?

La historia y la realidad caminan en forma ascendente, muestran los tesoros recogidos y emprenden nuevos senderos. La situación de nuestra ciudad ha cambiado, así como la religiosidad de nuestra gente, la Fe permanece.

La pandemia debe ayudarnos a replantear la situación económica de nuestra Iglesia Diocesana. Si el 70% de los ingresos de las parroquias dependen de las colectas dominicales ¿supliremos tales ingresos con ventas de gorditas y enchiladas? ¿Cuánto tiempo más se necesitará apoyar de esta manera a las parroquias? ¿Existen otras soluciones?

En Puebla, algunas parroquias invirtieron en carpas para eventos y las rentan, de esta forma recaudan fondos estables por mes. En Aguascalientes una parroquia compró un salón de eventos, el cual es administrado por laicos y el dinero recabado es dispuesto al consejo de economía de la parroquia.

No pretendo agotar las soluciones, busco generar las preguntas acerca del rumbo económico de nuestra iglesia. Es verdad que la Divina Providencia nunca nos abandona, pero también el Espíritu sopla vientos nuevos en los cuales hoy los laicos pueden ser protagonistas.

La respuesta de nuestros mayores fue de acuerdo a sus posibilidades y su tiempo, hoy en día los retos son nuevos, las respuestas deben ser nuevas. Debemos partir de una concientización y amor a la Iglesia, para poder avanzar hacia un cristianismo responsable.

El interés y la comprensión de la situación económica parroquial generarán la decisión de contribuir al bien común. Es importante acercarse al párroco, preguntar sobre el consejo de economía, saber de qué manera funciona para poder apoyar.

Ser cristiano es estar encarnado en la realidad, nuestro crecimiento espiritual se refleja también en forma externa, crecemos armoniosamente. ¿A caso una comunidad puede tener solo frutos espirituales? La misión del laicado presenta nuevos horizontes en donde los párrocos deben acompañar para “ser adultos en la Fe” (1 Cor 13,11).

¡Dios bendijo a Ciudad Juárez!