Dr. Arturo Castro.- Coronavirus o Covid-19 son palabras muy usadas por la sociedad en el mundo entero; inicia en China y no termina en ninguna parte porque está en todos lados, definida como pandemia por la Organización Mundial de la Salud.
Todo indica que es una mentira verdadera, indispensable para el ejercicio del poder político, la gente se asusta y los menos se ríen, es una enfermedad similar a otras existentes, pero con cura diferente, produce síntomas conocidos por todos que difiere por su alta tasa de mortalidad.
La muerte encuentra en el Covid-19 al culpable, parece un ejercicio mundial de control político con el cual las élites de cualquier denominación se han fortalecido, solo la Iglesia ha estado ausente ante este gran competidor de manejo de emociones y resultados inesperados.
La pandemia ofrece una grave situación que los poderes gubernamentales asimilan como propia y regalan vacunas por doquier, la distribución es variable y los resultados también, es toda una biografía de la sociedad actual que nadie escribe y que perdurará por los siglos.
El poder político mencionaba en una ocasión anterior, es para poder, poder en los actos de dominación, de sometimiento social que legitima y enaltece a los protagonistas de hoy, que se dicen anticorruptos y compran casi la totalidad a través de procedimientos directos, sin licitación.
La situación cambia dependiendo del país y aún más la región, se usan desde tablas de tiempos hasta de colores, alzas, picos y bajadas, nomenclatura para las variantes que aparecen sigilosamente y terminan por convertirse en más letales que las anteriores.
Primero afectaba a los viejos, que de por sí, pudiesen estar ya enfermos por la edad, que se transmitía por la saliva y no permeaba en las generaciones jóvenes, hoy los infantes son los que se enferman, los jóvenes también, los de la tercera edad parecen a salvo, aunque regularmente mueren de lo que sea, pero el acta dice Coronavirus.
El gobierno cambia el discurso del origen y de las consecuencias a cada momento, se adapta según la sociedad en cuestión, esconde datos, medicinas y acciones perdiendo credibilidad en sus acciones, subestima a los seres pensantes.
El poder político se contrasta a cada momento, estamos en algún lado en semáforo rojo, pero las actividades continúan igual, convirtiéndose en todo un mito contemporáneo, envidia de los antiguos griegos.
Llueve, truene o relampaguee es el romanticismo de la actualidad, pero que cada quien decida en su caso el hacer y el quehacer, es un poder que empodera decisiones, haciéndole creer a la sociedad que ella las toma.
Las decisiones sociales surgen del engaño y desencanto político, se equivoca, aunque se le denomina pueblo sabio, feliz y contento, a pesar del aumento de la pobreza extrema en este caso en México.
Todo depende del presidencialismo que se tenga, que, si dice que sí, es un sí definitivo, el poder político es profundo por su condición de eje dominante, ya sea legal o pirata.