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La leyenda política es un mito

Dr. Arturo Castro.- Hace muchas décadas nació el primer partido político en México. Fue el Partido Comunista Mexicano, cuyo origen era el reflejo de la lucha popular de los bolcheviques rusos, fue el inicio del sistema de partidos en nuestro país y que propició la competencia electoral cuando en 1946 se promulgó la primera ley de la materia.

Ley que registró a los partidos políticos existentes y que cumplieron los requisitos para tal efecto que desencadenó la democratización de la sociedad. Es el origen de lo que tenemos hoy, se volvió una realidad demandada por la sociedad.

La erosión a la vez se hizo sistemática, otros partidos fueron apareciendo en la escena pública, por sus siglas el PRI, el PAN, el PARM, el PSUM, etc. Un origen ideológico acompañaba su registro, los intereses también, la teoría es que se buscaba la justicia y el bien común de la sociedad en diferentes formas.

Se buscaba el mismo fin al final de cuentas, entonces las personas y grupos sociales independientemente de sus creencias se afiliaban considerando sus conveniencias, buscando mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los mexicanos.

El Partido Revolucionario Institucional por haber nacido en el seno del gobierno federal cooptó a los más, reclutó a los liderazgos efectivos y les ofreció soluciones a los problemas existentes.

Las opciones políticas se fueron multiplicando con el objetivo de convencer a los electores; los procesos electorales los manejaba el gobierno a través de la Secretaría de Gobernación, hasta que apareció el Instituto Federal Electoral como un órgano independiente.

La sociedad en general tiene en forma particular su propia verdad, todos creen que saben porque escuchan noticieros y acceden a redes sociales. La verdad al final de cuentas es la misma para todos: es la mentira recurrente.

Es como si fuera una verdad absoluta, el sistema político mexicano está controlado realmente por la economía, léanse los grandes empresarios nacionales y extranjeros. Antes Carlos Slim pertenecía a la mafia del poder, hoy es miembro de la Cuarta Transformación del país. El dato es del propio presidente López Obrador y sus discursos.

A casi un siglo y medio de su origen, los partidos políticos han aparecido, desaparecido y cambiado de nombre, igual los políticos abandonaron la ideología por la conveniencia de estar en el poder una vez más, ayer algunos eran corruptos, hoy son inmaculados y con derecho al cielo.

Los políticos emigran sin interesarles la imagen, sin el honor de ser leales a un origen, representa el interés de estar en el poder por el poder mismo, profundizar en el tema puede revelar nombres que son de conocimiento público.

Algún día me comentó Porfirio Muñoz Ledo que habría que estar en el poder sin importar con quién o en dónde, el aeropuerto de la Ciudad de México fue testigo de tal comentario. Hoy lo vemos regañado por ser tan claro en la Cámara de Diputados.

La leyenda es algo real o imaginario, en la política existen muchas historias. Don Teófilo Borunda, a pesar de tener monumentos, no es una leyenda; Lázaro Cárdenas, por una situación ocasional, nacionalizó el petróleo y sí es leyenda.

Benito Juárez, Porfirio Díaz, Plutarco Elías Calles, Adolfo Ruiz Cortines realmente son legendarios, existieron y forjaron un México diferente. López Obrador, el presidente mañanero, pueda ser que sea uno más. Unos son efectivos en el servicio público, otros son nefastos por demás.

El mito aparece cuando se cree lo que no existe, algo fabuloso convertido en realidad, el gobierno de hoy es el mejor ejemplo, los propios datos indican que este es un gran país, sin pobres, sin inflación y con condiciones de vida inmejorables.

Hoy el mito presidencial es creerse el mejor político de la historia, el que con amor de religión puede solucionar los problemas terrenales. El expresidente Carlos Salinas fue admirado y tenía hechos por demás, el presidente López Obrador habla de todo sin responder a nada.

La leyenda política es un mito porque no se hace lo que se debe hacer, la incapacidad de hacer se suple por la de hablar que sí se puede pero no se hace. El pueblo se cansa de lo mismo, por ello siempre busca una nueva opción con la esperanza de mejorar.

La idea es convocar a la reflexión del futuro que tenemos, continuamos con promesas o convertimos en realidad las aspiraciones de la sociedad.

Militarizar el país puede ser bueno en un estado de guerra; México no lo tiene, por lo que se debe cambiar la decisión de que el Ejército mexicano haga de todólogo. Parece que se busca el miedo social por parte de un gobierno falto de resultados.

Los políticos de hoy, son los de ayer, las leyendas y los mitos seguirán surgiendo. Sin embargo, hoy parece ser mejor que ayer.

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