Dr. Fernando de Jesús Hernández Estrada.- Actualmente es un axioma fundamental que todos los seres humanos somos iguales en dignidad, importancia, derechos y obligaciones. Pero desde el principio de los tiempos, mucho se ha debatido acerca de la homosexualidad. Han existido culturas en las cuales se le aprecia como componente natural de las poblaciones y otras en las que se le ha estigmatizado.
Anteriormente se consideraba como una enfermedad y en la actualidad se ha descartado como tal. Ha sido estudiada por sociólogos, médicos psicólogos y para todos ellos la homosexualidad sigue siendo un enigma en cuanto a su origen y naturaleza. Unos opinan que es una situación congénita y otros alegan que es adquirida, el caso es que, aún con los avances en la tecnología de que disponemos en este siglo XXI, aún no ha sido posible encontrar verdades científicas.
Con el propósito de abonar a la discusión con un sentido respetuoso de las diferentes ideologías y culturas que se decantan hacia alguna u otra de estas vertientes, quiero empezar por establecer el tema. Como definición diremos que homosexualidad es la atracción romántica, atracción sexual o comportamiento sexual entre miembros del mismo sexo o género. Como orientación sexual, es un patrón duradero de atracción emocional, romántica y/o sexual hacia personas del mismo sexo. Para fines de esta entrega, al hablar de homosexualidad, se hará referencia tanto a su expresión femenina como masculina.
El mayor estudio realizado hasta la fecha sobre las bases genéticas de la sexualidad humana reveló la existencia de cinco puntos del genoma relacionados con el comportamiento sexual entre personas del mismo sexo. Pero ninguno de los marcadores es lo suficientemente fiable para predecir la sexualidad de un individuo.
Los hallazgos, publicados el 29 de agosto de 2020 en la revista Science y basados en el análisis del genoma de casi 500.000 personas, refuerzan los resultados obtenidos en el pasado por estudios menores y confirman las sospechas de muchos científicos: No hay un “gen gay”, afirma Andrea Ganna, autor del estudio y genetista de Harvard y del Instituto de Tecnología de Massachusetts, añadiendo que sólo el 25% de la variación en el comportamiento sexual puede explicarse por medio de los genes. El resto dependería de factores ambientales y culturales, un resultado similar a lo publicado en el pasado por estudios con menos participantes. Es un estudio sólido, -asegura Melinda Mills-, socióloga de la Universidad de Oxford. No obstante, los propios autores reconocen lo que la investigadora advierte: los resultados no son representativos de la población general. Porque viene a confirmar la complejidad de la sexualidad humana y pone a los autores en un aprieto, porque sería difícil explicar al público no conocedor, las sutilezas de sus hallazgos acerca de esta cuestión tan espinosa.
Para evitar que sus resultados se malinterpretaran, los investigadores se asesoraron con grupos LGBTQ para encontrar la mejor manera de presentar sus resultados con un lenguaje respetuoso y sin tecnicismos. Ya hay mucha investigación sociológica sobre el comportamiento homosexual, pero es hora de aportar al debate una perspectiva sólida y basada en la biología molecular, la genética y la embriología. Del estudio en cuestión se podría inferir que la homosexualidad presenta un 25% de carácter genético y el 75% restante se construye de manera social y cultural, destacando que este es el conocimiento que hasta el momento se posee, aceptando que futuras investigaciones pueden dar una mejor luz a este tema.