Inicio LA OTRA NORMALIDAD La crisis que viene

La crisis que viene

Jorge Quintana.- Enfrascados en el análisis de las consecuencias económicas, políticas y sociales que provoca la pandemia, buscando explicaciones y culpables, hemos olvidado o soslayado la más fuerte crisis que nos tocará vivir los próximos años.

Reflexionemos en el futuro que les espera a los niños y niñas, a los adolescentes, a los jóvenes y a maestras y maestros, después de incursionar en un proceso educativo completamente diferente y novedoso para la mayoría de los integrantes del sistema educativo nacional.

De la convivencia diaria en el aula, en los patios y en los descansos entre clase y clase, cambiaron radicalmente a tomar clases en línea o por televisión en el encierro de la casa, sin más compañía que la familia, en el mejor de los casos, o en la soledad de su habitación, en la cocina, en el comedor, la sala, con todas las implicaciones de estar en un ambiente totalmente diferente al habitual.

Algunos en el lugar de trabajo, en el auto camino a casa, otros en la fábrica, en el despacho, en la oficina, en algún lugar con servicio de internet, total, donde se pueda, con la interferencia de otros ruidos, sonidos, conversaciones, en fin las complicaciones de estar fuera del aula.

Me pregunto por aquellos que no cuentan con televisión, con teléfono móvil, con algún dispositivo electrónico que les permita comunicarse y cumplir con los deberes escolares, ellos no cuentan en el sistema educativo, solamente son desertores y pagarán las consecuencias de su condición.

A todo esto, sumemos el impacto psicológico y social que tendrá este cambio en la educación, y claro, hasta hoy no podemos evaluar la magnitud del impacto.

Las consecuencias las vamos a vivir, todos y todas, en un mediano plazo, pues los rezagos, los atrasos en el sistema educativo son de largo alcance. La sociedad va a resentir los efectos más temprano que tarde.

Esta crisis va a ser de más larga duración y por lo tanto va a profundizar las brechas de desigualdad, las va a acentuar y los  pobres serán quienes más lo van a experimentar.

Pues quienes no cuentan con lo necesario para incorporarse al sistema educativo a distancia, son los que viven en situación de pobreza. El acceso a la tecnología, como derecho fundamental, sigue siendo una meta muy lejana, y por lo tanto, cada día serán más evidentes el rezago y la marginación.

Algo tenemos que hacer sociedad y gobierno, para tratar de aminorar los efectos de esta crisis, que aún no logramos medir. El impacto del rezago educativo estará afectando la movilidad social y por lo tanto, los pobres tendrán mayores desventajas,  menos oportunidades.

El impacto en la educación media y superior, aunado a la crisis económica de este sector, estará resintiéndose en el corto plazo, alumnos y maestros enfrentan una serie de problemas que son nuevos, y la forma de resolver esta situación, no es inmediata, hay que tener paciencia hasta que los expertos encuentren la causa en el sistema o en el programa, la forma de evaluar es diferente, la convivencia también, los ambientes de aprendizaje distintos, y por lo tanto, aprender a aprender, nuevamente.

Total, la crisis sanitaria, está desatando otras crisis que estamos experimentando, pero la más preocupante, en la que debemos ocuparnos, es la educativa, la educación es la forma ideal de combatir el rezago, la pobreza y la violencia.

Quienes más lo resienten son los pobres, los que carecen de recursos para la subsistencia diaria y ahora para la educación de los hijos, así que estamos ante una evidente profundización de las brechas entre los que tienen y los que carecen de todo.

¡Otra vez, primero los pobres!

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