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La Consulta del presidente

Dr. Arturo Castro.- La consulta pública de ejercer la ley sobre decisiones del pasado por parte de ciertos funcionarios públicos ha sido un gran fracaso, producto de la necedad de quien gobierna un gran país y que pretende que la ciudadanía sea una masa súbdita.

El presidente de México se equivocó de país al nacer, tal vez Inglaterra, Suecia o Suiza en donde existe la monarquía pudieron haber sido su destino, para hacer lo que se le ocurra momento a momento. Si es que no hubiese nacido en la esclavitud.

Un presidente que dice es demócrata cuando su palabra es ley, demos es pueblo y cratos es ley, una ley que no respeta reglas, igual que la de expresidentes a quienes quiere enjuiciar sin delito que perseguir, al menos no se menciona el porqué de perseguirlos.

¿Qué quiere el presidente?, es la pregunta; distraer o hacer realmente justicia frente a que decisiones que nadie conoce, tal vez las de Manuel Bartlett en la Secretaría de Gobernación, las de él mismo al frente del Distrito Federal o las de la exjefa del Metro capitalino colapsado.

La consulta resultó un fiasco, no hubo el quorum legal para ejercer acción alguna; sin embargo, distrajo el pensamiento de una sociedad maniatada por su propia decisión al votar por tan digno personaje de la oposición que hoy es oficialista.

El fracaso de la consulta tendrá culpables, tal vez el Instituto Nacional Electoral, los diputados o los ciudadanos que prefirieron la carne asada a ser parte de un ejercicio calificado de democrático pero visto como inútil.

La ley existe, debiera conocerla quien gobierna que a pesar de ser administrador público solo habla de abrazos no balazos y de truenos, lluvia y relampagueos. Se ofrece una pena ajena que comparten millones de ciudadanos.

Una cosa es estar en contra de los gobiernos anteriores y otra es favorecer a un mesías de Palacio Nacional que vive como Rey y habla como pobre. Es una farsa completa que la historia agentará. Se debe trabajar y no solo hablar por hablar.

La palabra convence, por ello hay muchos mexicanos que le creen, se llama pueblo, aquel que no estudió y aquel que recibe beneficios como aquellas camisetas que ofrecía el PRI por el voto popular.

Lamento hacer este tipo de análisis, pero está en la vox populi y hacer como que no pasa nada es difícil cuando se vive en el análisis de la vida pública.

Lamentable tener personajes que no trabajan y solo presumen sus carencias, la duda es si queremos que regresen los políticos de siempre, que  son los mismos que hoy están, o inventar un falso futuro aceptado por la sociedad.

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