Heriberto González Valencia.- Es un hecho que toda la educación se volcó hacia lo virtual o educación en línea, y va a estar así por un buen tiempo; lo bueno de todo esto es que el ser humano tiene una capacidad de adaptación impresionante, mucha gente no se imagina cómo puede cambiar su ser a nuevas realidades en la vida.
Aunque todavía se escuchan quejas, reclamos, opiniones, felicitaciones y otras, tanto de profesores como de estudiantes, es fácil comparar algunas cosas de los participantes de estos procesos.
Por ejemplo, algunos estudiantes se sientan en frente de sus computadoras a escuchar al profesor dictando una clase magistral por un periodo de tres horas y poca es la interacción de los estudiantes, pero al preguntarle a éstos, ellos dicen que en el salón de clase es exactamente igual.
Mientras en otro escenario, se ve y se escucha a los estudiantes muy activos y participativos de la clase, el profesor sigue siendo muy activo y hasta se bromea en clase, al preguntarle a los estudiantes, éstos manifiestan que en el salón de clase presencial es igual.
Es una realidad que una clase presencial no es igual a una clase virtual, pero es muy notorio que la esencia docente se puede trasladar de una a otra.
Un profesor quien se esmera en preparar una clase, sea virtual o presencial, siempre va a tratar de tener un impacto positivo en el estudiante. Es así también como un estudiante que llega con la intención de sacar el mayor beneficio de su clase en el salón presencial, lo mismo va a hacer en su salón virtual.
En conclusión, la virtualidad que estamos viviendo, también nos puede mostrar la buena calidad de educación, instituciones, estudiantes, profesores y todo el personal relacionado, que tenemos a disposición de los procesos académicos del momento.
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