Diputada Esther Mejía.- A partir del primero de enero de 2021 habrá un incremento del 15% en el salario mínimo en nuestro país. De $123.22 a $141.70; mientras que en la Zona Libre de la Frontera Norte pasa de $185.56 a $213.39. Esto representa, el compromiso del Gobierno de México con la sociedad.
Con este incremento, México remonta ocho posiciones a nivel internacional en cuanto al salario mínimo, colocándose en el lugar 76 de 135 países. El objetivo de esta administración es alcanzar una posición entre los primeros 60 países con mayores percepciones salariales.
Estas acciones son una muestra de su empeño para transformar a México. Es importante destacar que por primera vez se integra el salario mínimo de los jornaleros agrícolas y las trabajadoras del hogar, decisión que reconoce los derechos que por años estuvieron rezagados. Acrecentar los salarios de los trabajadores en mayor precariedad no es solo normativamente correcto, sino que podría reducir los niveles de pobreza.
Tal medida es una política para recuperar todo lo que se perdió de poder adquisitivo durante cuatro décadas, con un deterioro del 70 por ciento. Esta es una decisión importante, un triunfo para los trabajadores mexicanos, ya que con el sueldo anterior no se lograba comprar la canasta básica. Un empleado que laboraba ocho horas diarias y tenía un dependiente económico, no lograba un nivel de vida digna.
En suma, los salarios de nuestro país, en los últimos años, no cumplían con los derechos establecidos en la Constitución ni en las leyes que emanan de ella. Por ello, la relevancia de esta aprobación.
Subir el salario no solo es un sentido de justicia, sino que además tiene efectos económicos favorables, como lo muestra la experiencia concreta de varios países similares a México. Por citar algunos ejemplos, una de las acciones primarias de la estrategia estadounidense para salir de la crisis estuvo orientada a incentivar el desarrollo del mercado interno. Y Lula en Brasil (2003-2011), comenzó con una estrategia de mejoramiento salarial general, concentrado básicamente en los salarios mínimos.
En corto tiempo, esta medida rendirá sus frutos y se verá acompañada con estrategias que eleven la capacidad de compra de toda la masa salarial. Con ello llegará la reactivación del mercado interno y se disminuirá la desigualdad social.
Concluyo con una frase de Nelson Mandela: “La democracia exige que los derechos políticos y de las minorías se resguarden”.