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Impunidad

Daniel Valles.- Deseo iniciar este con una pregunta. Cuando escucha hablar de impunidad, ¿qué es lo primero que piensa? Seguro que no piensa en dinero.

La impunidad le cuesta a México 1,157 millones de pesos (mdp) al día, revela un informe llamado o conocido como “Los costos de la impunidad” y advierte que, de continuar las condiciones actuales, para 2050 se habrán perdido 8.7 billones de pesos.

La impunidad es prima hermana de la corrupción, es la que en el país es causa que 9 de cada 10 delitos queden sin castigo. Es decir, en México se puede cometer un delito y no ser castigado 9 de cada 10 sucesos.

La impunidad en México cuesta alrededor de 422,390 millones de pesos al año, es decir, aproximadamente 1,157 mdp por día, de acuerdo con un estudio del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) y Creatura, Critical Thinking Advocates.

Solamente los homicidios cometidos entre 2007 y 2018, provocaron una pérdida económica de al menos 135,009 mdp. Esto puede generar una caída en la tasa de crecimiento del PIB de hasta 12% hacia 2050, de acuerdo con el estudio “Los costos de la impunidad”.

En la presentación del estudio, Alejandro Anaya y Patricia de Obeso advirtieron que el país atraviesa una grave crisis de impunidad, que erosiona la confianza de los ciudadanos en las instituciones. La presentación se llevó a cabo el año pasado.

Los autores del estudio señalan que el objetivo del documento es hacer una estimación educada del costo económico de la impunidad, pero que, dado a que la impunidad abarca un gran número de conductas criminales, solo se acotan a los costos de la impunidad a aquellos relacionados con homicidios, desapariciones y desplazamientos forzados durante la llamada “Guerra contra el Narco”, emprendida en el sexenio de Felipe Calderón.

El académico del ITESO, Alejandro Anaya, dio a conocer que el aumento de 10 homicidios por cada 100 mil habitantes relacionado con la guerra contra el narcotráfico provocó una caída de 0.62% del PIB, aunado a que la tasa de crecimiento se contrajo en 0.25 puntos porcentuales cada año.

Este documento señala que el costo de que México tenga una impunidad en delitos mayor a la de Costa Rica nos ha costado 18,304 millones de pesos solamente debido a las desapariciones reportadas hasta noviembre de 2018.

Esto no se detiene porque la impunidad se combate solo con castigos corporales y leyes que no se aplican. Esa es la impunidad. El problema no es de leyes, el problema es de carácter, como lo he señalado antes. Del carácter que fácilmente se corrompe.

Se debate constantemente si la impunidad da a luz a la corrupción o viceversa y el problema crece, no se resuelve, como tampoco la cuestión de qué es primero. Lo que pasa a segundo plano ante el daño que ocasiona.

¿Qué se necesita? Que las leyes se apliquen. ¿Cómo? Como está marcado en los códigos y se respete la Constitución.

Y eso no se logra si primero no se lleva a cabo una gran cruzada que transforme el marco de referencia de pensamiento y comportamiento de millones de mexicanos que saben que, si delinquen, no les pasará algo grave, algo que no puedan arreglar con una mordida. El lema maldito es que el que no tranza, no avanza.

Los ciudadanos van a seguir corrompiendo a funcionarios públicos y éstos van a dejar corromperse en la medida en la que sepan que sus actos no tendrán consecuencias negativas.

Por eso, un gobierno que verdaderamente quiera combatir la corrupción debe hacer un giro de ciento ochenta grados en la procuración de la justicia. Que los corruptos sí acaben tras las rejas luego que los fiscales hayan demostrado su culpabilidad convenciendo —con buenos argumentos, testimonios y pruebas— a los jueces.

¿Cómo explicar que en la ciudad se hayan llevado a cabo más de 600 fiestas masivas durante un semáforo rojo? Porque la corrupción y la impunidad imperan en la población, aunado a un “no me importan los demás”.

Ese sentimiento es lo que da lugar a la corrupción y a la impunidad y eso no se corrige con leyes ni con recomendaciones presidenciales, sino con voluntad de cada uno de nosotros.

El Programa Pro Integridad que represento y expongo en el mundo, coadyuva a logra que la impunidad disminuya y la corrupción se controle.

Decida usted, decide tú, iniciar hoy con un sentimiento renovado de amor a la comunidad, a la ciudad donde vivimos. Solo así se mejorará el país.

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