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Historias, leyendas y tradición

Dr. Arturo Castro.- La flor de cempasúchil tiene un color amarillo que parece que representa al Sol que al igual que la catrina que hace burla a una parte de la sociedad de élite y la calavera que representa a quienes regresan de la muerte son parte de la celebración de Día de Muertos en México.

El culto a los muertos viene de una celebración prehispánica que a la llegada de los españoles en 1521 mezclaron la misma con la celebración cristiana del 1 de noviembre que decretó el Papa Gregorio II allá por el año 737 d.C.

México tiene una cultura muy arraigada, de muchas tradiciones que van del culto a través de los altares hasta la comida y bebida para honrar a los difuntos y de pasada hacer del día una fiesta adicionada con música popular.

El Día de Muertos se ilumina con veladoras y lámparas, se vive como un día que va de la tristeza a la alegría, es una celebración de gran colorido en la que se plasma la cultura de convivir una vez más con quienes se han ido de esta vida.

La tambora o el mariachi tocando alrededor de la cruz que simboliza la oportunidad de ofrecer una oración al lado del baile tradicional, explicar los diferentes momentos se torna difícil ante quienes solo asisten al panteón a visitar a sus seres queridos.

México le enseña al mundo cómo celebra la muerte en el propio país y en el extranjero, así frente al dolor se rinde culto a quien parece ser un Dios de la fiesta. Es un día esperado que se recibe con gran algarabía.

Los muertos no se ven, pero existen en este tiempo, los colores son luz, se combina el cristianismo con los dioses aztecas, purépechas o de las etnias oaxaqueñas. La emoción se vive en este encuentro que comparten muertos y vivos.

Cantos, danzas y ofrendas brindan la oportunidad de llorar y reír, se vive entre un ambiente lleno de sonidos que ante la devoción alegran el corazón de los mexicanos, ante los altares se ven propios y extraños que disfrutan observar con ánimo aquello que le gustó al homenajeado en vida.

Cada año se arreglan las tumbas con gran creatividad y pasan el día completo al lado de las almas que emanan con gran cariño transformando el culto en una fiesta, es la forma de recordar aquel descanso eterno como vivo.

La magia de este día se describe como única y países como Estados Unidos asumen la fiesta a través de los migrantes que en la Plaza Olvera en California y el River Walk en San Antonio viven esta cultura llena de tradiciones.

No es la muerte en sí, solo es una transformación de vida.